*

Los premios no siempre se conceden a los mejores, y estas 9 equivocaciones en la historia de los premios Óscar así lo muestran

Los premios Óscar que otorga la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos pueden llegar a ser polémicos pues, a diferencia de otros galardones, en éstos a veces se percibe cierto tufo comercial que enturbia el reconocimiento, un poco como si se contagiara de esa búsqueda obsesiva por la ganancia económica que usualmente asociamos con el cine hollywoodense y otras manifestaciones culturales surgidas en EEUU.

Con los Óscares a veces podemos tener la sospecha o la impresión de que no se premian únicamente los méritos cinematográficos de una película, un actor o una producción, sino también su potencial comercial, su posible impacto en su consumo masivo y cómo el premio podría favorecerlo o perjudicarlo, o el interés ideológico, de adoctrinamiento en los valores del discurso dominante que, como buen imperio, EEUU también practica. Entre otros intereses.

Esto puede sonar un tanto paranoico; sin embargo, la historia misma del Óscar da algunos ejemplos que pueden apoyar dicha suposición.

A continuación compartimos algunos de estos casos, tomando como referencia una lista publicada por el diario inglés The Independent. Además, después de esta relación, cerramos con algunas sugerencias para ver en línea las películas mencionadas.

 

1980

Película premiada: Ordinary People, Robert Redford

Película que debió ganar: Raging Bull, Martin Scorsese

Aunque en general la crítica es benevolente con esta película de Robert Redford (quien en esta misma premiación obtuvo el Óscar a Mejor Director), no soporta fácilmente la comparación en términos fílmicos con la obra en que Martin Scorsese examinó la locura del boxeador Jake LaMotta, un filme que además contó con guión de Paul Schrader.

 

1997

Película premiada: Titanic, James Cameron

Película que debió ganar: L. A. Confidential, Curtis Hanson

Titanic es quizá el mejor ejemplo de cómo a veces EEUU se premia a sí mismo, esto es, cómo sus instituciones reconocen aquello que ideológicamente más las identifica como netamente estadounidenses. La superproducción, la grandilocuencia, la historia de amor entre la dama y el vagabundo, el final feliz (a su manera): Titanic lo tenía todo para ser premiada con el Óscar a la Mejor Película, ¿pero también calidad cinematográfica? Ante la adaptación de la novela pulp de James Ellroy realizada por Curtis Hanson, ese punto es al menos debatible.

 

2010

Película premiada: The King's Speech, Tom Hooper

Película que debió ganar: The Social Network, David Fincher

The King's Speech tuvo una buena recepción entre la crítica y quizá muchos convendrán en que se trató de una buena película en un año de “vacas flacas”, por decirlo de alguna manera. Sin embargo, cuando nos enteramos de que en esa misma nominación estuvo The Social Network, la película de David Fincher sobre el nacimiento de Facebook, de nuevo surgen las dudas. Fincher es un director más que eficiente, que ha alcanzado un estilo notable y cuenta en su filmografía con al menos un clásico contemporáneo, Fight Club (1999), y aunque esta película de 2010 quizá no es su mejor creación, sin duda da la pelea.

 

2002

Película premiada: Chicago, Rob Marshall

Película que debió ganar: The Pianist, Roman Polanski

Para sorpresa de muchos, en pleno siglo XXI un musical ganó el Óscar a la Mejor Película, y no sólo eso, sino que además se impuso a un filme de Roman Polanski –un director arriesgado y ampliamente reconocido– sobre un músico judío que se afana por sobrevivir en la Segunda Guerra Mundial.

 

2012

Película premiada: Argo, Ben Affleck

Película que debió ganar: Zero Dark Thirty, Kathryn Bigelow

De nuevo una decisión polémica en términos propagandísticos. El tema de ambas películas es, grosso modo, el conflicto entre EEUU y el mundo árabe. En la película de Ben Affleck se dramatiza un rescate de seis ciudadanos estadounidenses retenidos en Teherán que sucedió realmente en la década de 1980. El filme de Kathryn Bigelow, por otro lado, sigue los hechos que llevaron a la localización y ejecución de Osama bin Laden. Como vemos, el contraste es claro, sobre todo en términos críticos: mientras que una película celebra el valor de las instituciones y autoridades estadounidenses, la otra pone a debate la forma de actuar de ese mismo aparato de gobierno.

 

1990

Película premiada: Dances with Wolves, Kevin Costner

Película que debió ganar: Goodfellas, Martin Scorsese

Martin Scorsese vuelve a figurar en esta lista, esta vez como perdedor con una de sus películas más celebradas y queridas por los espectadores, Goodfellas, que la Academia desdeñó ante el relato edulcorado de una relación entre un estadounidense hecho y derecho, Kevin Costner, y las poblaciones nativas del territorio americano.

 

2005

Película premiada: Crash, Paul Haggis

Película que debió ganar: Brokeback Mountain, Ang Lee

La crítica en torno a Crash es disímil: mientras que algunos la consideran una de las peores películas de los primeros años de esa década, para otros (por ejemplo, Roger Ebert) se trata de la mejor película de 2005. Curiosamente, aunque uno de los filmes que compitió ese mismo año por el Óscar en la categoría tiene un grado mucho más sólido de aceptación, se quedó en la línea: Brokeback Mountain, de Ang Lee. ¿Por qué razón? Hay quienes sospechan que la Academia no estaba lista para reconocer el asunto medular de la película: el amor homosexual entre dos vaqueros.

 

1998

Película premiada: Shakespeare in Love, John Madden

Película que debió ganar: Saving Private Ryan, Steven Spielberg

El Óscar Más Inmerecido de la Historia va para… Shakespeare in Love, de John Madden, una película entretenida, que cumple, que quizá tiene algunos chispazos que asombran pero que, en conjunto, dista mucho de tener los requerimientos necesarios para ostentar el galardón, en especial si tomamos en cuenta que ese año también compitió Saving Private Ryan, uno de los mejores filmes de Steven Spielberg y, en general, del cine estadounidense, una recreación cruda y por momentos incluso fuera de la esfera de la moral de los horrores de la Segunda Guerra Mundial.

 

1941

Película premiada: How Green Was My Valley, John Ford

Película que debió ganar: Citizen Kane, Orson Welles

Este es quizá el caso más notable de descuido o ignorancia supina en el acervo de los Óscar. Casi desde su estreno, Citizen Kane de Orson Welles se ha considerado no una de las mejores películas en la historia, sino la mejor película. En el ranking de Best Film Forever, por ejemplo, establecido por casi 900 personas relacionadas directamente con el mundo del cine y que se realiza desde 1933, sólo hasta hace pocos años fue desbancada del primer lugar que ocupó durante décadas por Vértigo, de Alfred Hitchcock. Otra circunstancia importante es que, tristemente, la genialidad cinematográfica de Citizen Kane no pudo imponerse a la influencia política de William Randolph Hearst, el magnate de los medios en cuya vida está basado parcialmente el filme y que, en la época, contaba aún con muchos “amigos” en la industria del cine estadounidense.

 

También en Pijama Surf: 10 documentales en Netflix para desafiar tu realidad (y un truco para acceder al catálogo de EEUU)