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Un informe asegura que es altamente probable que el poeta haya sido asesinado tras el golpe de Estado del 11 de septiembre en Chile

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El poeta chileno Pablo Neruda cantó al amor, pero también clamó castigo para los que salpicaron su patria de sangre, pidió castigo para los traidores que ascendieron sobre el crimen, y dijo muy clarito: No los quiero de embajadores,/tampoco en su casa tranquilos,/los quiero ver aquí juzgados/en esta plaza, en este sitio.

Neftalí Ricardo Reyes Basoalto tuvo diversos e importantes cargos políticos, como cuenta en sus memorias Confieso que he vivido: cónsul, senador e incluso casi candidato a la presidencia de Chile, salvo porque él no aceptó dicha candidatura.

Mucha de su poesía (como en Canto general) manifiesta su particular postura política, lo que lo ha llevado a ser criticado e incluso (quién lo sabe con certeza) ha sido postulado como unas de las causas de su posible asesinato.

Neruda participó activamente en la campaña presidencial a favor de su amigo Salvador Allende y a partir de 1945 dedicó su escritura a delatar y exaltar la situación sociopolítica de Paraguay, Brasil, Argentina, etc., así como de toda América. En estos textos Neruda evidencia los sufrimientos de los niños, indios, jóvenes y ancianos de dicho continente, inclusive criticando a los diplomáticos de su país.

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El gobierno chileno acaba de reconocer que Neruda pudo haber sido asesinado después del golpe de Estado de 1973 que derrocó a Allende e hizo que el general Augusto Pinochet llegara al poder.

Después de los reportes de prensa que señalan que el Nobel de Literatura podría no haber fallecido de cáncer, el Ministerio del Interior y Seguridad Pública de Chile emitió un comunicado en el que se reconoce la existencia de un documento del Ministerio fechado en marzo de este año, que el diario español El País obtuvo y publicó en un artículo.

Resulta claramente posible y altamente probable la intervención de terceros en la muerte de D. Pablo Neruda.

El Programa de Derechos Humanos del Ministerio subrayó que las investigaciones siguen en curso y no se ha llegado a una conclusión.

Se puede leer en la nota chilena:

Ante las persistentes dudas sobre la causa de muerte de Neruda, el Gobierno de Chile, a través de su Programa de Derechos Humanos, ha constituido dos paneles internacionales e interdisciplinarios de expertos, para continuar realizando pericias que permitan llegar a una conclusión científica.

Por otra parte Fernando Sáez, director de La Fundación Pablo Neruda, dijo que las revelaciones sobre el supuesto asesinato del poeta están acompañadas de algo de sensacionalismo, en una entrevista realizada por la agencia rusa de noticias Sputnik.

Neruda tenía 69 años, sufría de cáncer de próstata y había quedado profundamente abatido por el golpe, así como por la persecución y asesinato de sus amigos. Planeaba exiliarse a México, donde hubiera sido una voz influyente opuesta a la dictadura.

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Certificado de defunción

Neruda falleció el 23 de septiembre de 1973 en Santiago de Chile bajo circunstancias sospechosas, 12 días después del golpe de Estado.

El Programa de DD.HH. del Ministerio del Interior chileno señaló que pocas horas antes de lo ocurrido el Nobel pensaba partir en un avión rumbo a México, donde posiblemente iba a liderar la oposición para denunciar la actuación del general Augusto Pinochet, pero fue trasladado de urgencia en ambulancia a la clínica Santa María en Santiago, donde había recibido atención médica contra el cáncer y otras dolencias.

Su muerte fue tan controversial que en 2013 se exhumó su cadáver para analizarlo.

Los exámenes no mostraron indicios de que haya sido envenenado, pero su familia y su chofer no quedaron satisfechos y solicitaron mayores evidencias. El juez que investiga el caso ha solicitado exámenes para intentar detectar sustancias que no se buscaron en la primera ronda de pruebas.

 

LOS ENEMIGOS

Ellos aquí trajeron los fusiles repletos

de pólvora, ellos mandaron el acerbo

exterminio,

ellos aquí encontraron un pueblo que cantaba,

un pueblo por deber y por amor reunido,

y la delgada niña cayó con su bandera,

y el joven sonriente rodó a su lado herido,

y el estupor del pueblo vio caer a los muertos

con furia y con dolor.

Entonces, en el sitio

donde cayeron los asesinados,

bajaron las banderas a empaparse de sangre

para alzarse de nuevo frente a los asesinos.

Por esos muertos, nuestros muertos,

pido castigo.

Para los que de sangre salpicaron la patria,

pido castigo.

Para el verdugo que mandó esta muerte,

pido castigo.

Para el traidor que ascendió sobre el crimen,

pido castigo.

Para el que dio la orden de agonía,

pido castigo.

Para los que defendieron este crimen,

pido castigo.

No quiero que me den la mano

empapada con nuestra sangre.

Pido castigo.

No los quiero de embajadores,

tampoco en su casa tranquilos,

los quiero ver aquí juzgados

en esta plaza, en este sitio.

Quiero castigo.