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Una fiesta de disfraces en el bosque: “Ellos han escapado” (J-P Valkeapää, 2014)

Arte

Por: Psicanzuelo - 05/04/2015

Un drama de adolescentes que ayuda a ejemplificar un mal de nuestros tiempos cuyas raíces descienden a los ajustados moldes sociales

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Un chico rubio (difícil no serlo en Finlandia), el retraído y ensimismado Joni (Teppo Manner), es forzado a trabajar en un lugar para adolescentes problemáticos. Es así como conoce a Raisa (Roosa Söderholm), una chica excéntrica y rebelde, que lo convence pronto de usar con otro fin el automóvil que utiliza para recoger vegetales. La primera parte de esta cinta resulta casi un lugar común, en contraste con las secuencias de sueños, que arropan al espectador que busca algo distinto. En tintes rojos y con una elaborada postproducción, estás secuencias  nos colocan en dimensiones paralelas a la línea argumental principal, promesas de que algo diferente aguarda, una realidad dormida hasta ese momento.

They-Have-Escaped-reviewLa promesa se cumple más adelante; no desesperen. Los espectadores que busquen inquietantes imágenes para dosificar sus inconscientes las obtendrán en demasía, y con franca potencia, en su debido momento. El relato de Joni, alma gemela de Raisa, siendo cada uno parte distinta de un mismo personaje, que sería actualmente el hombre occidental dormido, sucumbiendo a sus actividades rutinarias y la vida en familia, que pronto  despierta ante los mitos que lo rodean, que trae dentro de su sangre, que le exigen desnudarse y encontrar al animal salvaje que lo representa en la naturaleza. Una narrativa clásica que, a medida que avanza, desata otra narrativa poética que subyace en todo, que siempre estuvo pero que ahora, con la película, podemos observar y vivir a detalle. En ese sentido Ellos han escapado podría ser utilizado como un puente de realidades.

La película también puede ser vista en la forma de lo problemático que se vuelve el adolescente que no quiere dejar de serlo por más que transcurran los años, que no respeta limites porque no crece, y que suele ir contra las reglas por su condición existencial, esa es su naturaleza; un fenómeno muy contemporáneo. La violencia con la que los adultos encaran a estos adolescentes simplemente va subiendo de nivel, ya que Joni y Raisa hacen todo lo que pueden para romper el molde que los atrapa y poder alcanzar las estrellas.

p19bocvhrm13ad1nog1vf7da717uo4Una puesta en cámara fría y cálida, en momentos una y en momentos otra, que recuerda más a Sam Peckinpah que a Terrence Malick; aunque de entrada asociemos más las imágenes con las de Badlands (Malick, 1973) que con las de Perros de paja (Peckinpah, 1971), finalmente estamos viendo la segunda. La violencia del pertenecer a una sociedad se va desglosando mediante el mundo de adultos que los rodea.

Una exploración en base de un mapa antiguo de esos que tenían monstruos en los limites; y es que, ¿para qué va a servir un monstruo sino para ahuyentar al navegante del limite?, pudiendo ser visto como la propiedad privada. Los dos jóvenes, impulsándose mutuamente tanto para intentar llegar a mirar al monstruo a los ojos como para comprobar que existe y de paso acariciarlo olvidando, en la operación, que se trata de un monstruo. El orden social está salvaguardado por las mas horrendas acciones; así, de un momento a otro, todo tiene sentido, y el sacrificio está preparado para un nuevo inicio.  

Aparentemente Joni tiene que cuidar de Raisa, en una primera instancia, en el primer acto; Joni, que está más cerca de lo denominado “normal” y Raisa de la locura, por nombrarla de algún modo. Raisa va a provocar a Joni de varios modos para que este rompa sus moldes, rebase los límites de lo permitido y por instantes, se permita ser libre. ¿Joni se vuelve loco? ¿O es que Raisa simplemente cuestiona la sanidad del aparato que quiere controlarla?

Por la pupila de un ojo un cuerpo cae al vacío del que lo mira, alberca infinita como la pantalla de cine.

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Tráiler:

 

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