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La ciencia de por qué es posible calcular la edad de una persona mirando su rostro

Salud

Por: Luis Alberto Hara - 04/12/2015

Investigadores en China desarrollaron una app que permite calcular la diferencia entre la edad biológica y cronológica de una persona a partir de una fotografía tridimensional

edad

Con cierta frecuencia, cuando conocemos a una persona y comenzamos a familiarizarnos con ella (o él) una de las primeras preguntas que hacemos o recibimos es “¿Cuántos años tienes?”, a lo cual algunos responden de inmediato con una cifra pero otros, con un sentido más lúdico de la conversación, prefieren contestar con otra respuesta: “¿De cuántos me veo?”.

Aunque esto parece sencillo, en realidad se trata de una acción sumamente compleja en la que están involucradas varias circunstancias. Visto con cuidado, no es poca cosa poder calcular los años de vida de una persona con sólo mirarla.

Partiendo de esta premisa, investigadores del Instituto de Ciencias Biológicas de Shanghái, en China, han desarrollado una aplicación que permita realizar dicho cálculo de manera precisa y rápida.

Como parte de la investigación necesaria para la aplicación, Jing-Dong Han y otros colegas analizaron imágenes tridimensionales de 332 voluntarios chinos de entre 17 y 77 años, considerando especialmente elementos como la caída de los ojos, la tersura de la piel y la distancia entre la boca y la nariz. Asimismo, incluyeron biomarcadores obtenidos de muestras de sangre tales como el nivel de colesterol de una persona o de proteínas como la albúmina; estos últimos parámetros aportan una mayor precisión a la app pues, por ejemplo, una persona que luce más joven en comparación con su edad verdadera presenta también un nivel de colesterol esperado para una persona joven.

En la práctica, el usuario tiene que subir a la app una imagen tridimensional del rostro de una persona, la cual se analiza de acuerdo con los parámetros indicados para establecer la diferencia entre sus edades biológica y cronológica.

La herramienta está destinada por ahora para uso médico, como un método no invasivo para detectar el envejecimiento prematuro de una persona por causa de hábitos como el tabaquismo, el sedentarismo o la sobrealimentación. A excepción, claro, de la habilidad que tienen algunos para acertar, "a ojo de buen cubero", en la edad de una persona.