*

Fotógrafa persigue a mujer que robó su identidad y la convierte en arte

Por: Jimena O. - 02/05/2015

Con ayuda de un detective privado, Jessamyn Lovell encuentra a la mujer que había robado su identidad 5 años atrás y documenta el proceso en una serie de fotografías

SAMSUNG CAMERA PICTURES

¿Qué hay en un nombre? Pero sobre todo, ¿qué hay en un número de seguridad social? Para los norteamericanos, todo. Esas dos cosas conforman una identidad. Así, cuando una mujer llamada Erin Hart robó la billetera de Jessamyn Lovell, pudo de inmediato convertirse en esta última y existir en Estados Unidos como si fuera ella.

5 años después de que le robaran la cartera, Lovell se enteró de que la ladrona había usado su identidad para cometer una serie de crímenes. Había robado en tiendas, se había registrado en hoteles y rentado autos. Para ayudarse a lidiar con la conmoción que esto le generó, Lovell decidió encontrar a Hart y documentar el proceso en Dear Erin Hart.DEH_01

Lovell convirtió su persecución de identidad en un proyecto de fotos para hacer sentido de las cosas. Contrató a un detective privado que encontró a Hart en una prisión cumpliendo una condena por múltiples cargos, entre ellos haber robado la identidad de Lovell. En 2013 la fotógrafa viajó a San Francisco y retrató a Hart saliendo de la cárcel. Acompañada del detective privado y dos asistentes pasó todo ese día fotografiando a Hart mientras esta paseaba por la ciudad, compraba cigarrillos, tomaba el camión y compraba víveres, hasta que eventualmente la perdieron en un callejón.

Durante su persecución, Lovell pensó en confrontar a Hart, pero luego decidió no hacerlo. No estaba preparada ni protegida ante la reacción que hubiera podido generar. Lo fortuito es que, tras tanto tiempo y esfuerzo dedicado a encontrar a la impostora de su nombre, Lovell llegó al punto de empatizar con Hart. Algo en esa ecuación identitaria las unió como si fueran dos caras de una misma moneda, doppelgängers en un mundo a todas luces novelesco.

DEH_16

“No creo que compartamos demasiadas similitudes emocionales”, dijo Lovell. “Por ejemplo, creo que ella es menos empática que yo, pero sí creo que hemos pasado por dificultades muy parecidas”. Su proyecto acaba siendo una buena reflexión sobre los datos que nos hacen ser nosotros ante la ley: un nombre y una serie numérica que por lo demás pueden ser usurpados y usados en un plano paralelo. Hart literalmente tuvo una doble vida sólo por poseer dos credenciales con nombres distintos, y Lovell vivió vidas paralelas sin saberlo, y sin saber que su otro yo sería tan parecido a ella.