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Desde el romanticismo decimonónico hasta el blues y los beatniks, los trenes cargueros pasan a través de nosotros

El tren es uno de los más bellos arquetipos que han permeado el mundo. Desde el romanticismo decimonónico hasta el blues y los beatniks, los trenes cargueros (freight trains) pasan a través de nosotros.

Es sabido que existen personas que se dedican a estudiar los itinerarios de trenes. Los trainspotters se sientan en los andenes del tren con un cuaderno de notas, a apuntar la salida y llegada de estos, ahí donde la inutilidad es lo mismo que la belleza. Ahora, existe un grupo de personas –unos verdaderos vagabundos del Dharma-- que se dedican a subir a trenes cargueros, a veces sin saber a dónde van, y pasan la vida haciendo camino.

Mike Brodie, fotógrafo y trainhopper desde adolescente, nos muestra instantes de su vida en movimiento alrededor de 46 estados y a lo largo de 80km. Brodie  documentó sobre todo a las personas que conoció en los trenes y las condiciones en las que pasan el tiempo. El carbón, las cajas metálicas, los páramos fríos y la hermandad permean las imágenes por lo demás insólitas.

Su proyecto se titula A Period of Juvenile Prosperity (Un periodo de prosperidad juvenil) y la serie fue capturada con una cámara Polaroid que le regalaron de joven. Invita sobre todo a pensar que, si ver pasar un tren es ir con él por un momento, qué sería de nosotros si trepáramos realmente a él y dejáramos nuestro destino en manos del secreto itinerario de los ferrocarriles.