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Una visión de reencarnación biológica de la unidad del polvo de estrellas que reflexiona sobre sí mismo y su lugar en el universo evolutivo

 

El rostro humano es la culminación de la complejización de la materia desde el inicio del universo hace más de 13 mil millones de años y, de manera más detallada, de la evolución de la vida en el planeta Tierra, empezando con bacterias hace más de 3 mil millones de años. En la faz humana, los ecos morfogenéticos de todas las especies planetarias. Esta continuidad de participación en el espíritu de la vida que sólo se transforma es la inspiración de este sencillo pero poderoso video realizado por Emma Allen, quien traza en su propio rostro, con face paint y animación stop motion, el curso de la evolución natural. Desde la estrella y la bacteria al delfín y la mujer, unidos por "la transferencia de energía de una encarnación a otra". Una epifanía casi psicodélica, como mirarte en el espejo en un viaje de hongos y ver todas las vidas que confluyen en este instante, la memoria material que nunca olvida.

Allen sugiere que de la misma forma en que Carl Sagan reencantó nuestro lugar en el universo notando brillantemente que "somos polvo de estrella", reflexionando sobre el polvo de estrellas: el doblez de la autoconciencia, una misma veta de participación cósmica nos une al entender que todos somos energía. Una red de procesos de intercambio de energía y transformaciones materiales que corre desde el inicio del tiempo.