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Una melodía sexista: sobre la marginación de las mujeres en el mundo de la música

Por: Pedro Luizao - 01/23/2015

Björk pone en la mesa un tema que muchas mujeres de la industria musical padecen a diario: la sistemática desigualdad de género

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Por más orgullosos que nos sintamos como ciudadanos del siglo XXI, rodeados de dispositivos móviles, credos psicodélicos y aforismos new age orientados a la "evolución de la conciencia", lo cierto es que aún cargamos múltiples lastres culturales que, vistos en perspectiva, sugieren todo menos sofisticación y civilidad. 

Una de las facetas francamente caducas de nuestro panorama cultural son los remanentes de una postura machista y caucásica. Por más que queramos acusar la misoginia entre los musulmanes, si observamos con un poco de objetividad nuestro contexto, notaremos que aún nos falta un largo tramo por recorrer para poder presumir una igualdad de genero.

Curiosamente ni siquiera los campos laborales y socioculturales más "libres" o "avanzados" omiten esta distinción. Por ejemplo, en el mundo del arte, existen datos que revelan el flagrante dominio masculino: ¿sabías que de las 318 obras más caras de la historia, 318 fueron obra de hombres? Algo similar ocurre en el mundo de la literatura, si consideramos la proporción de autores frente a autoras publicadas. Y, contrario a lo que muchos podríamos pensar, ni siquiera la industria más alivianada e innovadora, la de tecnología y  medios digitales, está exenta de este fenómeno. Al respecto, recién se reveló que en Silicon Valley, la meca digital, 88% de los puestos de ingenieros, está en manos de hombres.

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Otra industria que históricamente se ha caracterizado por empujar los límites sociales y culturales, la de la música, tampoco ha logrado trascender este desequilibrio pro masculino. Hace unos días la exuberante y talentosa islandesa, Björk, denunció en entrevista para Pitchfork la marginación femenina en el mundo de la música.

Quiero respaldar a esas jóvenes que ahorita están en sus 20's y decirles: No están sólo imaginándose cosas. Es duro. Cualquier cosa que un chico diga una vez, ustedes lo tendrán que decir cinco veces. 

La denuncia björkiana se detonó luego de que muchos medios al hablar sobre su próximo álbum, dieran por completo el crédito de la producción a Arca, el mismo tipo que produjo un álbum de Kanye West, cuando en realidad la propia Björk se autoprodujo dos terceras partes de las pistas.

En su último álbum lo que hizo [Kanye], fue rendir a los mejores beatmakers del planeta, al mismo tiempo, para hacerle sus beats. Buenas parte del tiempo él ni siquiera estaba ahí. Sin embargo nadie cuestionaba su autoría ni un segundo.   

Independientemente de este caso en particular, al parecer esta desigualdad de condiciones es una constante en la industria, y lo que ocurrió con Björk es sólo un recordatorio de lo que sucede, seguramente multiplicado por millones, con miles de mujeres que se dedican a esto –y que no son Björk. De hecho, de acuerdo con la revista Mic, situaciones similares se han registrado con Taylor Swift y M.I.A. 

Hoy el mundo de la música enfrenta retos importantes, entre ellos el encontrar causes se distribución y difusión que no necesariamente tengan que pasar por intermediarios corporativos o el soportar el embate del marketing, que amenaza con frivolizar la escena –si no es que ya lo consiguió desde hace tiempo–, y, por lo visto, sería buen momento para también terminar de sacudirse ciertos paradigmas culturales, entre ellos el sexismo.   

Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de Pijama Surf al respecto.