*

Cómo la curiosidad de un fotógrafo llevó a descubrimientos sobre la dinámica de fluidos en líquidos binarios

CA237759-B4A7-4065-A73B7EC22128F37F

No todos lo sabemos, pero un buen apreciador del whisky conoce las hermosas formaciones que esta bebida deja en los vasos cuando se evaporan las últimas gotas. Sin embargo nadie, hasta ahora, había intentado averiguar a qué se deben estos intrincados diseños que parecen rosas o encajes de apariencia blancuzca.

Cuando empezó a beber y quiso desarrollar su paladar con mezclas de maltas, single malts y distintos granos, el fotógrafo norteamericano Ernie Button quedó intoxicado no sólo con el ámbar alcohólico sino con fotografiarlo también.

E0F8B5D6-C264-4212-A6F398B6287EB99EAl parecer solamente los whiskys escoceses, americanos o irlandeses añejados dejan estos anillos en los vasos. Los whiskys blancos no lo harán. Tampoco ningún otro tipo de los alcoholes que probó, ni siquiera el coñac o el vino.

Para averiguar exactamente qué es lo que hace que estas maltas dejen formaciones rugosas en su estela, Button le preguntó a Google, pero nadie había subido información. Después de ello contactó a Howard Stone, un profesor de ingeniería mecánica y aeroespacial de la Universidad de Princeton, quien reclutó a sus alumnos de postdoctorado para que resolvieran la pregunta en su tiempo libre.

Lo que hicieron fue desestructurar el whisky. Separaron el agua (que es alrededor del 60%) del etanol (alrededor del 40%) y probaron cada sustancia por separado. Pero los patrones no aparecieron. Así que añadieron un polímero extra. Este último resultó ser la clave: el patrón de elusivos anillos del whisky al fin apareció. “Creemos que el depósito de partículas está regulado por pequeños componentes poliméricos añadidos en el proceso de manufactura”, comenta Stone. “Materiales de madera de los barriles, por ejemplo, podrían servir como esos componentes”. La cuestión es que sin estudios igual de rigurosos es difícil saber por qué en otros tipos de alcohol, que también son añejados en barricas, esto no sucede.

El whisky, sin embargo, no sólo es un elixir ambarino para paladares entrenados (y acaso para temples melancólicos), aparte es un espíritu que deja los más evocativos fantasmas en su proceso de evaporación. Baste ver las fotos de Button.

14869922-5AF5-4B0B-B9BD0AAE42C5B1B8

B5E53F6E-F752-435B-BB3ADF74F5C4AC0D