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DiCaprio comparó ante líderes mundiales nuestra percepción del cambio climático con una película de Hollywood: un sueño del cual debemos despertar

Las celebridades parecen encarnar la conciencia colectiva de nuestra cultura, como el antiguo coro de las obras griegas. Esto tal vez sea un síntoma de la degradación cultural, de la imperante retórica de la banalidad --bajo el brillo del medio el mensaje se magnifica-- pero de cualquier forma el mensaje llega y se expande con fuerza, inspirando a algunos. Así, cumpliendo con el papel de ser la carnada de nuestros oídos en formatos fácilmente viralizables, tenemos las lúcidas palabras de la linda e inteligente Emma Watson, quien parece habernos dado una lección de feminismo y ética digital en el atrio de la ONU y ahora a Leonardo DiCaprio, quien nos llama a recapacitar sobre la crisis ecológica. Ferviente voz comprometida con el caso del cambio climático, Leo dijo ante los líderes mundiales reunidos en la Cumbre del Clima de las Naciones Unidas que nos enfrentamos "al mayor desafío de nuestra existencia en este planeta”.

“Como actor, finjo para ganarme la vida. Represento a personajes ficticios a menudo resolviendo problemas ficticios. Creo que la humanidad ha mirado el cambio climático de la misma manera”, dijo en la cumbre. “Mis amigos, este grupo --quizás más que cualquier otra reunión en la historia humana– se enfrenta ahora a una difícil tarea que puede hacer historia… o ser vilipendiado por ella”. Creemos que el cambio climático es ficción --dijo DiCaprio-- y nos resistimos a responsabilizarnos de los hechos como en un sueño o en una lánguida procrastinación de lo inminente. Acaso no podemos ya distinguir qué es real entre los innumerables discursos y agendas políticas que son manejados para beneficio de los intereses de las corporaciones. Pero los científicos saben que los datos son reales e incluso el líder de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, según dijo DiCaprio, considera que el cambio climático es la única verdadera amenaza que enfrentamos en estos momentos como civilización, en un interesante guiño a la narrativa del terror.