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Las lágrimas de amor de un vampiro tienen que ser de sangre: Byzantium (Neil Jordan, 2013)

Arte

Por: Psicanzuelo - 09/30/2014

Por medio de un cuento de hadas para adultos, otra hermosa película del veterano Neil Jordan, podemos reflexionar sensualmente sobre las relaciones entre los sexos en tiempos contemporáneos

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Neil Jordan, director irlandés de excelente manufactura, probado en diversos géneros, prueba su suerte una vez más en el subgénero de los vampiros. Incursionó en él por medio de una cinta que dotó de ciertas características a los años noventa, reviviendo el look gótico popular entre los jóvenes que escuchaban a Bauhaus en los ochenta; me refiero a la controversial Entrevista con el vampiro (1994). Basada en el primer libro de la exitosa saga de Anne Rice, donde el vampiro Louise (Brad Pitt) le cuenta su historia a un reportero (Christian Slater) durante una entrevista a altas horas de la noche. La trama se mueve en flashbacks episódicos, contando con una fastuosa fotografía a cargo de Philippe Rousselot e introduciendo a la actriz, todavía una niña, la coqueta Kirsten Dunst (la pequeña Claudia). La película es afortunada en sus atmósferas, pero en cuestión de personajes, estos no tienen la solidez requerida para que la trama no decaiga, mientras que el texto original tiene mucha tela de dónde cortar en este sentido. Únicamente resulta interesante el subtexto gay de la novela, que Jordan entiende bien, representándolo en relaciones de poder en pantalla. Parece que Jordan se quedó con esa espina clavada por algunos años y ahora regresa con una historia similar que resulta un deleite en materia de personajes, incluyendo arcos de evolución sumamente bien trazados y francamente interpretados sin restricciones frente a la cámara.

byzantium-608x427Byzantium (2013) es una obra de teatro de Moira Buffini que ella misma adapta a la pantalla para Neil Jordan. Esa base teatral hace que la acción se mueva a través de los diálogos, y entonces todo se manifiesta desde adentro hacia fuera, no como en Entrevista con el vampiro que sucedía al contrario, restando verosimilitud a las acciones. Nuevamente Jordan es elegante en su puesta en escena construyendo además, de manera completamente física, un sólido mundo de ficción que en ningún momento deja de ser interesante, recordando en este sentido una película que hizo hace ya algún tiempo, En compañía de lobos (1984). El mencionado filme de licántropos se basaba en el arquetipo del lobo feroz (revisado por Bruno Bettelheim) y en el de la caperucita roja, explorando la sexualidad femenina contrapuesta a la masculina. Un análisis sexual agudo en un cuento de hadas para adultos que resultaba un dulce para paladares exigentes. El paso de una niña a ser mujer se convertía en un relato fantástico con imágenes impactantes que expresaban cualquier cantidad de procesos inconscientes del individuo.   

b6202c9_byzantiumByzantium es la historia de un grupo de vampiros contemporáneo. Pero como todos estos grupos, tienen su origen en épocas remotas, en este caso la era napoleónica. El punto de partida es mítico, como debe ser en estos casos para que el relato tome fuerza, una leyenda como espina dorsal (subtrama) de la trama. Nuevamente con una estructura que se basa en los flashbacks nos enteramos que en una isla hay un ser mítico, al cual se conoce como “el santo sin nombre”. La persona que logre entrar a cierta cueva pidiendo la muerte consigue vivir, después de un ataque de murciélagos (parecido al espíritu del murciélago oriental de Nolan en su trilogía), para siempre como un vampiro, teniendo que iniciarse, momentos después, en una cascada por la que escurren chorros de sangre profundamente roja (un recuerdo súbito de la secuencia del elevador imaginario de la mente de Danny en El resplandor (Kubrick, 1980).

Dos personajes que llevan la maldición son igual de poderosos pero de manera distinta; se despegan del grupo y entre ellas dos se desarrolla la trama, en tiempo presente y sin que los flashbacks sostengan la trama, como sucedía en Entrevista con el vampiro. Por un lado, la voluptuosa y sensual Clara (Gemma Arterton) representa el instinto femenino animal, el control de dominio biológico en esta lucha de arquetipos que se relacionan en forma de balanza uno con otro. Por el otro está la sabiduría inocente de la joven angelical Eleanor (Saoirse Ronan), las fuentes etéreas en las que la mujer también puede conectarse con su naturaleza lunar. Eleanor ha encontrado el amor en Frank (Caleb Landry Jones), un joven enfermo que llena el corazón de la joven. Pero ese amor amenaza a la comunidad vampírica, así como un hombre amenaza, siendo amado, la sobrevivencia del instinto femenino. Clara, Frank y Eleanor forman un triangulo que activamente va rotando, volviendo muy dinámica la relación actoral; así es como la cinta nunca deja de moverse. Este triangulo afecta la manera como estos seres eternos habían estado enfrentando su eternidad; es un conflicto excelente para una película.

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Llaman especial atención los tracking shots donde estos personajes no se pueden volver parte de un tiempo que no es el suyo y el entorno, más que ser amenazado, las amenaza con luces brillantes de colores, en contraposición con los suaves movimientos en dolly de las conversaciones sobrias, en espacios interiores fríos y cálidos, de lo que pareciera casi ser una morada, para revelar pronto que estos seres no pueden tener una. El uso de lentes largos para acompañar a Eleanor en su comprensión del mundo, que ahora domina pero que no es suyo.

No cabe duda que para Neil Jordan la mujer es el último misterio, o mejor dicho lo femenino; así deja clara esta diferencia en Juego de lágrimas (1992). Pero, como atestiguan la pequeña Claudia de Entrevista con el vampiro o la adolescente caperucita roja En compañía de lobos, es la conciencia de ser mujer y cómo se aprende a sobrellevar esta feminidad; de la manera como la lleva Clara o más bien como lo hace Eleanor: la mujer se da cuenta que posee un poder inmortal ante el cual un hombre está completamente indefenso; del que puede pudiendo ser responsable o simplemente usarlo para llenarse de energía como un vampiro, para uso personal.

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La homosexualidad en el cine de Jordan es sólo un desesperado intento por parte del hombre de dominar esta fuerza con pésimos resultados; Desayuno en Plutón y Juego de lágrimas son ejemplo de esto. El hombre depende de la mujer para todo y únicamente puede dominar esa fuerza siendo más visceral, siendo hombre francamente.

Finalmente Frank se enamora del alma de Eleanor por la manera como ella toca el piano y así Eleanor, que al enamorarse también llena el vacío de su eternidad, es la contraparte de la conducta de Clara. Aunque Clara en algún un momento coquetea con la idea de enamorarse también, cuando se relaciona con Noel (Daniel Mays), con miedo a perder el control o compartirlo, se entrega a su realidad de vampiro. 

Twitter del autor: @psicanzuelo