*

Un nuevo estudio basado en una importante encuesta europea intenta develar si las diferencias cognitivas entre hombre y mujeres son producto de las situaciones históricas que han propiciado la inequidad de género, o si son parte de las diferencias naturales de los géneros
francesco bongiorni2

Francesco Bongiorni

Todos tienen una opinión sobre las diferencias entre hombre y mujeres. Un nuevo estudio basado en una importante encuesta europea vuelve a poner sobre la mesa la pregunta de cómo afrontar realmente las diferencias entre géneros si nos encontramos imbuidos de una sociedad que claramente beneficia a los hombres frente a las mujeres.

El equipo de investigadores encabezado por Daniela Weber del Austria’s International Institute for Applied Systems Analysis, se embarcó en el análisis de datos recolectados en la Encuesta Europea de la Salud, el Envejecimiento y el Retiro. Entre estos datos, que recopilan información de 31 mil adultos, todos mayores de 50 años, se incluyen, además de distintos datos demográficos, los resultados de pruebas de memoria, habilidad numérica y fluidez verbal. Junto con estos resultados se incluye la información de en qué año nació cada participante, así como la equidad de género y desarrollo económico del país donde creció.

Los resultados del análisis muestran que en general, mientras un país se desarrolla económicamente, las diferencias cognitivas entre hombre y mujeres cambian. Mientras que las diferencias en fluidez verbal desaparecen (los hombres nacidos en los '20 muestran más fluidez que las mujeres nacidas en la misma época, pero estas diferencias desaparecen para los nacidos en los '50), las diferencias en las habilidades numéricas disminuyen (la ventaja de los hombres se vuelve menor) y las de memorización se incrementan (se acentúa la ventaja femenina).

Estas diferencias en el desarrollo cognitivo parecen estar directamente relacionadas con el nivel de educación. En todas las regiones, las mujeres tienden a pasar menos años en la escuela que los hombres. En escenarios en donde aumenta la equidad y hombres y mujeres pasan los mismos años estudiando, parece existir una clara ventaja de las mujeres en cuanto a las habilidades de memorización, mientras que la ventaja es de los hombres respecto a la parte numérica.

En todo caso, este estudio hace notar que la equidad trabaja en beneficio de las mujeres, lo cual no debe extrañarnos si tenemos en cuenta que históricamente han tenido menos oportunidades para desarrollar sus habilidades cognitivas que los hombres.

Es irresponsable sacar conclusiones siguiendo un solo estudio, pero este es un buen punto de partida para preguntarnos hasta qué punto las diferencia sociales siguen impactando en las diferencias cognitivas. Cabe preguntarse, por ejemplo, si, a pesar de recibir los mismos años de educación, ambos géneros son tratados de la misma manera. Además está la pregunta de si ciertas expectativas sociales pudieran influir en el desarrollo cognitivo (por ejemplo, que se espere que las mujeres sean buenas con las palabras pero malas con los números).

Ciertamente las habilidades mentales de hombres y mujeres se ven influidas por su contexto biológico y social, pero no es fácil saber dónde empieza uno y termina el otro. Lo fundamental es mantener la mente abierta, para no dejar que prejuicios sexistas nublen nuestro entendimiento de qué es lo que las diferencias de género nos dicen sobre el desarrollo del ser humano.