*

El 45 aniversario del primer alunizaje (un buen pretexto para mirar hacia arriba)

Por: Jimena O. - 07/30/2014

Hoy, como siempre, es buen momento para rendirle culto a ese satélite natural que invariablemente escolta a nuestro planeta (regálale a la Luna una mirada)
Rothko-Supermoon-2

Foto: Tom Yulsman

Hace 45 años, el 21 de julio de 1969, se registró uno de los sucesos más importantes en la historia del imaginario pop: el hombre llegó a la luna por primera vez. Si bien es cierto que existen múltiples teorías conspirativas alrededor de este magno evento --por ejemplo que el video que recorrió el mundo fue una simulación producida por Kubrick--, es difícil cuestionar que esa imagen, esas palabras (“Un pequeño paso…”), y la emoción que produjeron, marcarían indeleblemente a las siguientes generaciones.

Pero independientemente del hito histórico esta conmemoración, así como cualquier otro “evento” lunar, por ejemplo la secuencia de tres superlunas seguidas (actualmente, nos dirigimos a la segunda), obras artísticas inspiradas en este satélite natural de la Tierra (como el álbum Dark Side of the Moon o las odas lunares de W. B. Yeats), son todos grandes pretextos para honrar su presencia.

En las grandes ciudades, que por cierto alojan hoy a más de la mitad de la población mundial, agentes como los estilos de vida, los contaminantes en el aire y la polución lumínica van paleando la interacción del hombre con el cosmos, en particular con la bóveda celeste. Por eso, y con pretexto del 45 aniversario del alunizaje (un logro en el cual ninguno de nosotros participamos y ni siquiera fuimos testigos presenciales), la mejor opción para conmemorarlo es restablecer nuestra comunión con la Luna, y hacerlo de la única manera posible: observándola, viviéndola.