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El rocío de mi laptop: Una reflexión sobre Al filo del mañana (Doug Liman, 2014)

Arte

Por: Psicanzuelo - 06/23/2014

Doug Liman mezcla los géneros cinematográficos hábilmente; en este caso, la ciencia ficción futurista con una aparente película de guerra, acción y aventura

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La película Al filo del mañana (Doug Liman, 2014) esta compuesta de una serie de reencarnaciones instantáneas ligadas unas a otras por la voluntad del protagonista para detenerlas, lo cual finalmente sólo sucede en su consciencia, ¿el mundo? Por lo menos, a través de su esencia de videojuego con lógica existencial. Fuertes vaivenes retinales intermitentes aguardan en la proyección.

El Mayor Cage (Tom Cruise) del ejercito estadounidense esta a favor de los trajes robóticos que asemejan un poco a aquellos de la serie animada Robotech (1985) y, obviamente, a la más reciente alucinación visual de Guillermo del Toro, Guardianes del Pacífico (2013). Cage vuela a Inglaterra para hablar con el general Brigham sobre la batalla de confrontación con la raza extraterrestre que se ha apoderado del planeta. El general intenta enviarlo al frente con un equipo de televisión pero, al negarse Cage, se le acusa de traición, siendo obligado a formar parte del batallón de infantería al frente del ataque. Habrá que aterrizar a la fuerza en las costas de Francia y sostener una descarnada lucha en la que la humanidad no tiene nada que hacer contra esta amenaza que la supera en una lucha directa, con trajes mecánicos o sin ellos.

Cage se encuentra despertando una y otra vez en el mismo día previo al ataque a las costas francesas, teniendo que enfrentar los mismos obstáculos en cada ocasión, teniendo que aprender a avanzar por vías alternas en su propio laberinto existencial. En primera instancia el guión pareciera ser algo como El día de la marmota (Harold Ramis, 1993), hasta que Cage logra encontrarse con la famosa guerrera implacable Rita Vrataski (Emily Blunt), quien ha logrado el éxito de los trajes mecánicos y puede explicarle su condición de necroviajero en el tiempo. Cage accede a encarnar instantáneamente antes de la anterior vida por medio de una interconexión que logra con los extraterrestres con base en un contacto sanguíneo que se sucede en batalla antes de su primer muerte. Es así como Cage se conecta con la fuente que anima a los extraterrestres y queda anclado en algún punto exacto del pasado (siempre el mismo) cada vez que muere. Vrataski ya ha vivido esa situación, por eso es que se volvió la gran guerrera que es, y es por esto que entiende a Cage, aunque ella ya ha perdido la condición de necroviajera, tras recibir una transfusión de sangre.

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Seguramente, la trama resulta enredada, completamente aburrida, llena de lugares comunes y algo infantil. Pero, afortunadamente, Al filo del mañana cuenta con un director como Doug Liman, que se dedica a desarrollar micro-ensayos en cada encarnación instantánea, profundas reflexiones sobre el hombre, sin que el ritmo se detenga nunca. Los sucesos construidos verosímilmente resultan espectaculares y, sobretodo, aterradora la posibilidad de un futuro así.

Anteriormente recordarán el trabajo de Liman dirigiendo Identidad desconocida (2002), la primera cinta de la trilogía Bourne con Matt Damon, película en la cual su director sufrió mucho con los estudios cinematográficos. Una buena cinta de espionaje, una película de acción sumamente bien realizada. Enseguida se dedicó únicamente a la producción ejecutiva, dejando el timón de la dirección al talentoso Paul Greengrass, quien le doto de una textura documental a la serie, que hasta hoy es referencia obligada. Liman inició su carrera con la hilarante Swingers (1996), cinta aclamada en Sundance y que le mereció la atención de los estudios; escrita por uno de los actores que se hizo muy famoso con este rol, Jon Favreau, y catapultando al estrellato a otro de sus actores, Vince Vaughn. Después de Bourne, la especialización de Liman en las cintas de espionaje fue evidente, dotándolas de un sentido filosófico indirecto --por ejemplo, aquella divertida farsa de 2005 que se tituló El Sr. y la Sra. Smith (Puedes leer más sobre este tema aquí).

El hecho de plantear una metáfora de ciencia ficción sobre un enemigo de otro planeta para la humanidad es una costumbre en el cine comercial norteamericano, que en los años 50 representaba la amenaza del contrincante del capitalismo que no se podía ver durante la guerra fría y la probabilidad del ataque con armas nucleares secretas. En Al filo del mañana, la metáfora representa una especie de virus que se materializa con seres inorgánicos de carácter tecnológico. Se podría estar hablando de un internet que traspasa cualquier frontera, propagando ideas por medio de devices que la gente tiene a su alcance o que, visto de otra manera, tienen a la gente a su alcance. En cuestión de segundos, esta nueva estructura puede hacer estragos en sociedades. Se plantea una nueva velocidad del saber que, en ocasiones, no es exactamente sabiduría; se plantean tendencias agresivas que superan las positivas.

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Pero más interesante resulta  la manera en la que el personaje es elegido para vivir una lección impartida por la máquina, siendo humanidad consciente dentro del aparato tecnológico que lo contiene y contra el que batalla sin dejar de ser parte suya, convirtiéndose casi en su médula. La realidad es cuestionada en cuanto a su existencia a través del tiempo pero, sobre todo, el sentido de la amenaza que no es real en cuanto que no existe sin el individuo que supuestamente es amenazado.

Solo aparentemente Al Filo del Mañana es genéricamente hollywoodense, pues en esencia se plantea, más bien, un laberinto existencial para el personaje y, al mismo tiempo, para el espectador, que tiene más que ver con el juicio de actitudes personales que con el divertimento. No por esto deja de ser una sorprendente cinta de ciencia ficción, sumamente entretenida.   

Twitter del autor @psicanzuelo