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Escuela suspende las clases de la mañana para que sus alumnos adolescentes puedan dormir mejor

Salud

Por: Luis Alberto Hara - 05/12/2014

A sabiendas de que los adolescentes tienen una disposición biológica para ir tarde a la cama y batallar para despertarse temprano, una escuela en Inglaterra decidió cambiar el inicio de sus clases de la mañana a la tarde y permitir así a sus alumnos dormir lo mejor posible.

dormir

Dormir bien es esencial, en casi todos los aspectos. Para nuestra salud es básico, pues el mal sueño está asociado al bienestar del corazón, del sistema inmune y, en especial, de las funciones cognitivas. En la fase del sueño profundo (conocida como REM, por las siglas en inglés para “Movimiento Ocular Rápido”, pues aun dormidos movemos nuestros ojos), las fantasías oníricas son el signo de que nuestro cerebro descansa, se repone, se prepara para iniciar una nueva sesión de las operaciones intensas y complejas que requiere la vida diurna. Por eso dormir bien es tan importante.

Entonces, ¿por qué nuestra sociedad parece apreciarlo tan poco? ¿Por qué nuestra sociedad inventó un dispositivo tan alienante como el reloj despertador? ¿Por qué forzar horarios? ¿Por qué no dar cabida a la diferencia en los patrones de sueño que cada uno de nosotros puede tener y, en cambio, imponer la homogeneización de un solo ritmo de ocupación?

En Surrey, al sureste de Inglaterra, una escuela de nivel medio ha demostrado una esperanzadora comprensión de este asunto al decidir la suspensión de las clases matutinas con el propósito de que sus alumnos adolescentes puedan dormir mejor.

Se trata de la Hampton Court House, en la ciudad de East Molesey, cuyos directivos están convencidos de que los jóvenes tienen “una disposición biológica para ir tarde a la cama y batallar para despertarse temprano”.

Para evitar dicha nociva contradicción, la escuela movió el inicio de la jornada a la 1:30 de la tarde en vez de las 9 de la mañana que se acostumbra en casi todo el mundo. Al liberarlos de diversas situaciones de tensión (las consecuencias de levantarse tarde, el tránsito matutino, la molestia de ir con demora, etc.), se busca incidir positivamente tanto en el rendimiento de los jóvenes como en su salud física y mental.

“Quiero despertar en mi cama, no en mi clase de matemáticas”, declaró al respecto, con elocuente precisión, Gabriel Purcell-Davis, de 15 años.

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