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Un aleccionador video selfie tras consumir LSD en el desierto (todos somos maestros)

Psiconáutica

Por: Pedro Luizao - 04/27/2014

"LSD Trip in Thar Desert" se convirtió, inesperadamente, en una cátedra de espiritualidad multimedia.

Screen Shot 2014-04-26 at 9.02.48 PM

Antes que nada necesitas ser tú mismo. ¿Sabías que buena parte de tu vida se debate entre el miedo y la estética? "Eres tan fuerte como la montaña y el desierto". Todo está unido. La realidad puede deconstruirse semánticamente (por ejemplo con un monólogo en LSD frente a una cámara). El amor es eso que, de manera ineludible y sin aduanas, de pronto irradiamos. Para encontrarte primero tendrás que perderte. En cierta frecuencia del existir, nada puede lastimarte. La ciudades son funcionales, quizá necesarias, pero la majestuosidad generalmente prefiere los entornos naturales. Todo es hermoso, todo está vivo y, tal vez, consciente. Hay que reír. La música es una hermosa compañera...

Estas son algunas de las lecciones que puedes extraer, al vuelo, mientras presencias este memorable video selfie de un joven (su user en YouTube es Eddy Gordo) que va solo al desierto, equipado con unos y, presumo, su teléfono, y consume LSD. El ejercicio de auto-terapia multimedia termina por convertirse en una especie de espontáneo manual de recordatorios fundamentales –lecciones y proyecciones de maestros tan diversos como el frío, los escorpiones, las estrellas, y la voluntad, catalizados por medio de un poco de ácido lisérgico.

Además del video documento, nuestro amigo lo acompañó de unas líneas con las que complementa la descripción de su experiencia. Aquí algunos fragmentos:

Lecciones aprendidas

No logré eliminar el Ego pero si suavizarlo.

Cuando lastimas a un ser vivo, lastimas tu propia alma (y cuando lo amas, amas a tu propia alma).

Pido perdón a todos los seres humanos que he lastimado en el pasado [...] perdono a todo aquel que me haya lastimado, y me perdono a mi mismo por lastimarlos...

Cuando miras con profundidad los ojos de un ser vivo entonces te darás cuenta que solo está pidiendo amor, cariño, así que hay que esparcirlo lo más que podamos, y a pesar de que no es posible hacer a todos felices podemos tratar de minimizar el dolor y aumentar la felicidad. 

Existen buenas probabilidades que la vida de este simpático psiconauta quede positivamente marcada a partir de este suceso –a fin de cuentas recordemos que una de las principales cualidades del LSD, que a la vez conlleva un doble filo, es que facilita la recepción de una impronta, especie de tatuaje en la psique de una persona, que determina una serie de sentimientos y conductas futuras. 

El ejercicio resume una buena porción de ideas y postulados hechos por diversas figuras a lo largo de las últimas décadas, entre ellas algunos de los "mavericks de la mente" que sembraron buena parte de los frutos que hoy cosechamos en la intersección de los medios, la psiconaútica, y el "existencialismo evolutivo" de nuestros días:

Un joven decide, por razones que desconocemos, emprender una aventura inicática, llenado solo al desierto, a consumir una dosis de LSD y, tal vez, reprogramar su mente. Una vez en el desierto, y cuando comienza a sentir los efectos del elixir hoffmaniano, decide auto-grabarse con su teléfono y expresar lo que está experimentando. Posteriormente, de vuelta en casa, opta por subir su documento a YouTube para compartir el didáctico ritual. Por diversas razones el video se "viraliza" y llega a miles de personas (hasta este momento lleva más de 115 mil vistas) en decenas de países alrededor del mundo. Algunas de estas personas, a su vez, lo comparten a sus respectivas redes de "amigos", y otros incluso lo utilizan como un detonante para compartir otras reflexiones... auto-referencialidad, comunidad virtual, patrones meméticos, improntas multimedia, y de-re-construcción de realidades son algunas de las semillas implícitas en esta fascinante cadena –más de uno de estos mavericks, dondequiera que se encuentren, estarán gozando esta cordial síntesis.

Finalmente, para cerrar esta terapia ouruobórica compartida, quizá una de las grandes lecciones de este video, y en si de toda la situación alrededor de él, es que, con cuando tenemos la fortuna de recibir recordatorios indicados (lo cual puede obviamente puede ocurrir con o sin LSD), todos somos, en potencia, grandes maestros.