*

Humanizando la guerra: intervención de arte público encara a los drones en Pakistán

Por: Jimena O. - 04/07/2014

Estas intervenciones regresan a la guerra contemporánea un elemento fundamental, el rostro humano, con la esperanza de contrarrestar la deshumanización de esta práctica.

NotABugSplat-poster-010

Con la inclusión de sofisticadas tecnologías en la guerra, uno de los efectos más tangibles, además de una mayor efectividad para eliminar al enemigo, fue la deshumanización del enfrentamiento. Con los ataques a distancia, por ejemplo, lanzando misiles desde una base ubicada a mil kilómetros del objetivo, o incluso desde un avión de combate, la lucha cara a cara se diluyó por completo. Ya no existe ese cruzar miradas contra el enemigo antes de intentar quitarle la vida, ni siquiera existe visualmente el efecto que tuvo sobre él un disparo de nuestra arma. No. Ahora la guerra se mide por métricas y estadísticas, acaso imágenes vagas que documentan la destrucción masiva del ataque, pero hasta ahí.

Ahora, con la popularización de los drones, la deshumanización de la práctica bélica ha avanzado un paso más. Ahora ni siquiera se necesita una persona que a la lejanía consume el ataque, en realidad, una vez programados estos pequeños artefactos robóticos que sobrevuelan las "zonas de conflicto", pueden hacer la tarea solos. Una cámara, un botón y un arma de fuego adherida al cuerpo metálico, bastan para eliminar a un grupo incómodo. 

Un grupo de activistas en Pakistán ha presentado una nueva tecnología psicomilitar. Se trata de una monumental imagen de una de las víctimas. Con esto regresan el rostro a la guerra, la cruzada de miradas y los efectos en la mente del combatiente que este elemento puede tener. Inspirados en un proyecto artístico del fotógrafo francés JR, quien coloca retratos gigantescos de personas dentro del espacio público aledaño a donde éstas viven, los miembros del colectivo llegan a alguno de los poblados acechados por los ataques de drones estadounidenses, y tras obtener la autorización de sus habitantes, despliegan el retrato de cara al cielo, mirando de frente a los atacantes. El proyecto se llama NotABugSplat en alusión a que esas pequeñas manchas que se visualizan desde el cenit, respiran, sienten, tienen familia, etc.

En la imagen que acompaña esta nota, intervención desplegada en el pueblo de Khyber Pakhtunkhwa, se muestra el rostro de un niño que perdió a sus padres y hermanos en un ataque reciente. Tal vez esta medida le agregue unas gotas de humanidad a lo que hasta ahora es muy parecido a jugar un videojuego. Tal vez el operador del dron en cuestión pensará dos veces antes de oprimir el fatal botón, o al menos se llevará a la memoria el rostro del niño, un franco recordatorio que en la guerra mueren personas, como el niño, el operador del dron, tú o yo. 

Twitter del autor: @ParadoxeParadis