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Cómo se moldea en Twitter la opinión pública y por qué debería de importarnos

Por: Javier Barros Del Villar - 04/01/2014

Una postura puede transformarse rápidamente en opinión pública dentro de Twitter; pero ¿cómo funciona este proceso y por que podría ser importante entenderlo?

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Hace poco escribimos sobre el alto 'contagio' de estados de ánimo que se registran en las redes sociales. Lo anterior se determinó mediante un estudio de la Universidad de California, en el que detectaron patrones anímicos detonados a partir de una actualización emocional y propagados a una cierta porción de sus 'amigos' o seguidores. Pero si esto sucede con las emociones, las cuales, supongo, se alojan en un plano profundo de nuestra mente, entonces ¿qué pasa con las opiniones? ¿qué tanto puede incidir un tuit que evidencia una postura entre los seguidores de aquel que lo publicó?

Utilizando como muestra seis millones de tuits que se publicaron durante la primera mitad de 2011, investigadores de la Universidad Jiaotong Beijing elaboraron un estudio, Opinion formation on social media: An empirical approach, en el que procesaron dicha muestra, mediante un algoritmo, para agrupar los tuits de acuerdo a tópicos específicos. Posteriormente analizaron cada uno para determinar los sentimientos o posturas expuestas por sus respectivos autores, los cuales fueron rastreados a lo largo de un periodo determinado. El objetivo de este laborioso proceso era determinar el comportamiento de la opinión pública dentro de Twitter.

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Tras el ejercicio (reflejado en la gráfica anterior), los autores concluyeron que dentro de Twitter una opinión generalizada se forma en un lapso de tiempo notablemente corto. Si bien, como era de esperarse, en un principio el abanico de posturas frente a, por ejemplo, un evento específico, parece bastante ecléctico, rápidamente los pronunciamientos comienzan a 'sintonizarse' hasta llegar a un punto de relativa uniformidad. Y una vez que ocurre esto, las variaciones son mínimas –es decir, en palabras de uno de los investigadores, "cuando la opinión pública se estabiliza, es muy difícil que cambie".

Como observaciones complementarias a las conclusiones, destaca que justo antes de la fase en la que la opinión se uniforma, generalmente se registra la adherencia de grandes grupos, lo cual aparentemente magnetiza al resto de usuarios. En este sentido podríamos suponer que frente a una situación 'bifurcada', la postura que primero obtenga una porción significativa de simpatizantes, terminará por dominar la escena. Por otro lado, el estudio también reflejó que siempre habrá algunos 'disidentes', los cuales, a pesar de ir contra corriente, no cederán en su posición –entonces, si bien una opinión se generaliza con rapidez, prácticamente nunca se obtiene un consenso definitivo. Finalmente tenemos el caso de los 'ghettos' o las tribus, aquellas pequeñas redes, en la mayoría de los casos formadas orgánica o involuntariamente, compuestas por unos cuantos tuiteros influyentes, que entre sí se respaldan constantemente y que, en un momento dado y contando con un timing afortunado, pueden inclinar la balanza hacia uno u otro lado.  

En muchos países la injerencia de Twitter, a pesar de sus ya 240 millones de usuarios y 500 millones de tuits, aún dista de ser un factor determinante en el rumbo de la vida pública –en buena medida por tener bajos niveles de penetración de Internet. Sin embargo, es difícil negar la creciente influencia de lo que sucede en esta red y admitir que, aun en estos países, existen ya múltiples demostraciones de presión social que termina por generar reacciones entre políticos, 'celebridades', empresarios y otras figuras. En este sentido Twitter, quizá más que cualquier otra red social, tiene un particular potencial como herramienta ciudadana. 

Lo anterior hace que estudios como el aquí citado no sólo resulten interesantes, sino que también tenga relevancia entender qué sucede en esta arena. De hecho, asesores de imagen, consultores políticos, y publicistas alrededor del mundo, tratan cotidianamente de entender cómo evolucionan las opiniones impresas en los tuits y, sobre todo, cómo podría manipularse este proceso. Y ya a manera de complemento personal, y como usuario de Twitter, creo que estos análisis nos invitan a estar más atentos a cómo nuestra opinión puede ser influenciada a partir de las actualizaciones que desfilan en nuestras timeline, y así hacerlas más libre, o al menos más nuestras. 

Twitter del autor: @ParadoxeParadis