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El tabaquismo afecta notablemente nuestro sentido del gusto, curiosamente más en el caso del saber amargo, ese que predomina en una taza de café.

iggy-pop-tom-waitsPor muchos años el café y el cigarro se han considerado una pareja casi perfecta. Una conversación amistosa, un encendido debate intelectual, una sesión fílmica en casa e incluso una tarde de reflexión solitaria tienen como elementos imprescindibles el humo del cigarrillo y el aroma de una taza de café caliente. Entre el sorbo y la bocanada se han fraguado grandes y pequeños proyectos, se han tomado decisiones importantes, se ha alcanzado el conocimiento que se escapaba y más.

Sin embargo, según la ciencia, la combinación podría no ser tan buena como muchos creemos. Al menos no si aspiramos a conservar la capacidad de identificar sabores y paladearlos en su justa medida.

De acuerdo con una investigación realizada en el Hospital de Pitié-Salpêtrière, en Francia, fumar es uno de los hábitos que más afectan nuestro sentido del gusto, esto en comparación con personas que no fuman o que dejaron de hacerlo.

Los investigadores franceses examinaron a 451 personas que laboran en el hospital mencionado, en función de su capacidad para reconocer los cuatro sabores básicos: dulce, ácido, salado y amargo. Los voluntarios a su vez fueron divididos en tres grupos: fumadores, no fumadores y antiguos fumadores que dejaron de fumar.

Entre los primeros, 1 de cada 5 (19.8%) no fue capaz de reconocer los sabores de las muestras ofrecidas, pero fueron los exfumadores quienes tuvieron los peores resultados: 1 de cada 4 (26.5%) no pudo saborear lo amargo. En contraste, de las personas que nunca han fumado sólo 1 de cada 10 (13.4) presentó problemas para identificar los sabores.

En el artículo donde los investigadores presentan estos resultados, publicado en la revista especializada Chemosensory Perception, se resalta que el hábito de fumar parece incidir sólo en el reconocimiento del sabor amargo, mientras que lo salado, lo dulce y lo ácido permanecen más o menos intactos.

¿Y el café qué tiene que ver con todo esto? Según los científicos, es un tanto contradictorio que un fumador acompañe su cigarrillo con una taza de café, pues de acuerdo con este estudio, la última cosa que podrá hacer es saborearlo, degustarlo, en tanto que el sabor predominante es justo el que más afecta el hábito del tabaquismo.