¿Alguna vez has sentido la necesidad de abandonarlo todo y tomar el camino?
Existe una larga historia de gente que vive en sus autos o RVs (vehículos recreativos) en Estados Unidos. Andrew Waits, fotógrafo de Seattle, viajó por toda la Costa Oeste para retratar la vida de estos nómadas modernos.
Las barbas, la ropa holgada y los bronceados son la regla. Son técnicamente nómadas, pero no hay un arquetipo definido que logre abarcarlos. Viven donde los llevan sus vehículos, sin echar raíces en ningún lado. Escapan a cualquier clasificación sociológica, viven en los límites del capitalismo, a veces subvirtiéndolo, a veces parasitándolo, tomando ventaja de sus absurdos. Las historias son muy diversas, muchos dependen de la ayuda que les da el gobierno por sus discapacidades, otros son pensionados, beneficiarios de la seguridad social o simplemente viven de sus ahorros. Muchos otros trabajan como anfitriones en los campamentos, hacen joyería, cortan el cabello, tienen extraños trabajos en línea.
Lo que los une es la elección. “La única constante es que en algún momento el vehículo se volvió más que el vehículo”, dice Waits.
Su historia es incierta. Se dice que los Tin Can Tourists surgieron durante los años anteriores a la Gran Depresión en Florida, conformados por campistas aficionados. Más tarde, On the Road, la novela de Kerouac, se volvió una biblia para los fugitivos e inyectó en la sangre de muchos la necesidad de dejar todo atrás y volverse vagabundos del dharma. Hoy parece que varios de los habitantes de estos vehículos buscan escapar del estrés de la vida en el concreto. En los últimos años, otros tantos han acogido este camino refugiándose del colapso financiero. Y hay quienes simplemente rechazan la idea de que un hogar tenga que estar hecho de posesiones.