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El pináculo de la ciencia y el desarrollo tecnológico: Kate Upton modelando bikinis en una cámara de gravedad cero

Sociedad

Por: Luis Alberto Hara - 02/18/2014

Hay ocasiones en que la ciencia y el desarrollo tecnólogico parecen menos impresionantes, útiles e incluso valiosos de lo que quizá podrían considerarse, por ejemplo, ahora que un notable dispositivo que simula las condiciones de gravedad cero fue puesto al servicio de una sesión de modelaje de Kate Upton para la revista Sports Illustrated.

Hace unos meses, en septiembre del año pasado, el escritor estadounidense Jonathan Franzen publicó en The Guardian un ensayo en torno a Karl Kraus, probablemente el satirista más despiadado del siglo XX. Ahora, por razones de derechos de autor, el artículo ya no se encuentra disponible en el sitio del diario inglés, pero sí en Alternet, donde puede encontrarse íntegro. Entre otros aspectos de la descomunal obra del austriaco, Franzen recupera las críticas que Kraus hizo al desarrollo tecnológico que atestiguó en su época, la desproporción entre los logros conseguidos en este ámbito y, por otro lado, el descuido que acusaba el “progreso espiritual y moral” en comparación con éste. Escribía Kraus en 1912:

La cultura no puede recuperar el aliento y, al final, una humanidad moribunda yace al lado de sus obras, cuya invención costó tanto a nuestro intelecto que no fuimos capaces de ponerlas a funcionar. Somos lo suficientemente complejos para construir máquinas pero demasiado primitivos para hacer que nos sirvan.

Glosando este fragmento, Franzen elogia la claridad de Kraus para, a inicios del siglo XX, vislumbrar esta contradicción. “Avances científicos que parecerían milagrosos no hace mucho” —dice Franzen— “han resultados en videos de alta resolución tomados con un smartphone de tipos echando Mentos en botellas de un litro de Pepsi al tiempo que gritan ‘¡Whoa!’”.

Ahora, como si la realidad misma se empeñara en dar la razón tanto a Kraus como al autor de Libertad, se han dado a conocer imágenes de Kate Upton modelando bikinis para la revista Sports Illustrated en una cámara de gravedad cero de Cabo Cañaveral, aparentemente con el fin de demostrar los pormenores de las condiciones que se pueden vivir en el espacio y "hacer la ciencia divertida". Una sesión de fotos que envía un confuso mensaje, conjugando la fácil sensualidad publicitaria con los puntos visibles de mayor altura del desarrollo científico, en otras palabras, una extraña mezcla de bikinis y astronáutica.

Así, una de las mujeres más solicitadas para estos ritos de cosificación del cuerpo femenino (y quizá también del masculino, que sólo asiste a la observación mecánica y la reacción planificada), llegó hasta uno de los puntos más emblemáticos de la llamada “carrera espacial”, únicamente para que, como sucedió a inicios de 2013 con la sesión fotográfica de la modelo en la Antártida, miles de hombres puedan excitarse con su imagen, flotando en la inconsciencia erótica --mientras los peldaños de nuestra civilización se estremecen. Esperemos que esta entrada no amargue —sólo cuestione— su diversión.