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Exorcizar creencias limitantes y dolorosas es una operación de reprogramación que cada uno debe realizar sobre sí mismo.
hellworks Detalle de "El Juicio Final", de Jan van Eyck

La religión en nuestros días puede entenderse como un terrorismo psicológico cuyas ideologías se han vuelto compatibles con la agenda capitalista: la satanización del placer, la culpa de la diversión (y su opuesto: la compulsión de gozar desmedidamente a través de la utopía consumista), y el ocio equiparado con la pereza conforman poblaciones obedientes que prefieren trabajar duro para evitar los terrores del infierno, aunque para muchos su lugar de trabajo presente condiciones comparables al inframundo.

Los psicólogos Azim F. Shariff y Lara B. Aknin realizaron un estudio (The Emotional Toll of Hell: Cross-National and Experimental Evidence for the Negative Well-Being Effects of Hell Beliefsdonde pedían a 400 estadounidenses que escribieran algo sobre el Cielo, el Infierno o sobre lo que hicieron al día anterior. Los que escribieron sobre el Infierno tendían a mostrar mayor negatividad emocional comparado con otros grupos (para sorpresa de nadie).

Lo interesante es que esta tendencia es patente en creyentes como en no creyentes: pensar en el Infierno vuelve a la gente miserable y suspicaz, incluso a pesar de que saben que no es real. Irónicamente, el verdadero infierno se manifiesta con toda su fuerza en los creyentes: la creencia subjetiva en una "malevolencia sobrenatural" que dicta sus destinos se asoció en el estudio a baja autoestima, pobre resistencia a las enfermedades y dificultad para aceptar los cambios. Creer en Dios, de hecho, es un factor de prevención del crimen. El problema es pensar que vivir es un crimen.

El aspecto económico de la fe no escapó ni siquiera de la codicia de los emperadores romanos: "poner la otra mejilla" significaba también ganar guerras sin necesidad de utilizar ejércitos. La evangelización se volvió una conquista ideológica que sigue operando en nuestra programación inconsciente. De hecho, Shariff y Aknin se refieren a otro estudio realizado en países en desarrollo, que demuestra que la creencia masiva en el Infierno produce poblaciones mejor coordinadas y obedientes.

La sociedad no podría funcionar sin cierto tipo de leyes que mantuvieran el orden; pero si esas leyes conforman un chantaje emocional donde las opciones son 1) obedecer o 2) sufrir castigos sin término, ¿no será tiempo de comenzar a preocuparnos menos por lo que ocurre después de la muerte y poner un poco más de atención en lo que ocurre a nuestro alrededor, todos los días? Exorcizar creencias limitantes y dolorosas es una operación de reprogramación que cada uno debe realizar sobre sí mismo.