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La información es el bien más preciado en nuestros días, pero obtenerla puede no ser sencillo. Entérate de algunas técnicas para saber lo que necesitas de los demás sin que ellos lo sepan.
tv3_law_order Billboard de la serie "Law & Order".

"Existen dos cosas que la gente nunca te dará gratis: dinero e información", afirma James O. Pyle, un veterano en la interrogación profesional como parte del Centro de Inteligencia Militar del Pentágono. Ya sea que quieras obtener de alguien información sobre la ubicación de cabezas nucleares o sobre sus motivos para no querer tener hijos, existen técnicas sencillas y conversacionales que pueden revelarse de gran utilidad en el día a día.

En su libro Find Out Anything from Anyone, Anytime: Secrets of Calculated Questioning From a Veteran Interrogator ("Descubre lo que quieras de quien sea en cualquier momento: secretos de interrogatorios calculados de un interrogador veterano"), Pyle comparte herramientas como la "pregunta de control", un tipo de pregunta donde ya conoces de antemano la respuesta y que te servirá para saber si tu interlocutor/interrogado dice la verdad, no tiene información, no está prestando atención o miente abiertamente.

Otra herramienta es la "pregunta persistente", también conocida como "disco rayado": repetir la misma petición de información desde diversos ángulos puede quebrar una mentira que no fue bien planeada, además de explorar distintas facetas del aspecto que te interesa conocer. Pero tal vez sea mejor ver cómo funcionan estas preguntas mediante algunos ejemplos.

¿Tu cita quiere tener hijos?

Tal vez solamente el ámbito romántico pueda equipararse al campo minado de la contrainformación militar: por ello, las tácticas de la una sirven en la otra. Por ejemplo, si te interesa saber si tu cita romántica tiene deseos de ser padre (o madre), pero no quieres preguntarle directamente, puedes hacerlo de manera oblicua haciendo un comentario general sobre niños hipotéticos o reales. Decir algo como "Mira qué lindo bebé" al ver pasar una carreola y observar la reacción de tu cita (¿voltea los ojos, hace muestras de asco, se enternece?) puede darte información no verbal acerca de lo que piensa al respecto.

¿Tus compañeros de trabajo ganan más que tú?

Hablar sobre dinero con otras personas siempre es un asunto delicado. Pero si te interesa saber cómo estás posicionado respecto a tus colegas en el mercado laboral, existen varias técnicas de inducción para revelar tu posición relativa a la de ellos en términos de dinero. Los consejos de Pyle (al igual que en otros casos) pueden obviarse si se posee un carácter hipócrita por naturaleza, pues para saber cuántos ceros tiene la cuenta de un colega basta con afirmarle "Si yo fuera la mitad de buen@ que tú, ganaría el doble de lo que gano ahora."

Después de un comentario así, tu interrogad@ dirá algo como "Oh, no gano tanto", y es ahí donde comenzará el delicado proceso de adivinar: puedes decirle una cifra increíblemente alta, luego una muy baja, lo que te dará una aproximación relativa a lo que gana tu compañer@ de trabajo sin que necesariamente revele la cifra.

Hablar de la muerte con tus padres o adultos mayores

Nadie quiere hablar sobre la muerte propia como un hecho real e incontrovertible, que llegará tarde o temprano y para lo que en su momento habrá que hacer ajustes prácticos en el flujo de la realidad. Muchos no quieren hablar sobre la muerte por simple miedo, porque les parece un asunto morboso o porque sospechan que sus allegados están motivados por razones económicas (saber cuál será su herencia). Sea cual sea tu motivación, existen maneras amables de tratar estos temas.

Pyle sugiere una estrategia donde le cuentes al adulto mayor en cuestión una historia (real o ficticia) sobre alguien cercano que tuvo un ataque al corazón, y sobre cómo sus hijos tuvieron muchos problemas legales incómodos. Luego puedes expresar preocupación con respecto a su salud y entreverar algún epigrama sobre la brevedad de la vida, para que los mayores despierten de la tentación de ser inmortales. Lograr un ambiente de empatía permitirá abordar cuestiones que son siempre delicadas, así como ofrecerles ayuda en caso de que no tengan organizados sus papeles. Si aún se muestran renuentes al tema, Pyle recomienda preguntar directamente cuáles son sus motivos; lo importante es mantener fluido el diálogo y no permitir que tu interlocutor lo abandone. 

En cualquier situación, según Pyle, la persistencia es la mejor arma para obtener las respuestas que necesitas de los demás. Si recibes evasivas, sigue preguntando "¿y qué más?", de modo que el otro tenga que seguir hablando. Como afirma el especialista, "puedes llevar un caballo al agua, pero no puedes hacer que beba", para luego añadir: "Pero si haces que tengan sed, ellos beberán por sí mismos".