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Un recuento de la vanguardia del arte digital de nuestro tiempo: artistas multidisciplinarios que han incorporado la tecnología a la reflexión creativa.

El arte digital es una expresión del arte contemporáneo que de algún modo se volvió inevitable cuando la tecnología se convirtió en una presencia constante de la vida cotidiana. De pronto eso que identificamos como propio del desarrollo tecnológico —los gadgets, los aparatos electrónicos, la transformación radical de objetos que creíamos familiares (la televisión, la cámara fotográfica, etc.)— se transformó en una suerte de prótesis de la existencia, una herramienta indispensable. Y con semejante penetración, el arte, que desde siempre ha tenido el propósito de interrogar los fenómenos de la vida, de colocarlos bajo la luz de la reflexión para preguntar sus causas y sus consecuencias, también tomó la tecnología y la incorporó a sus discursos, la convirtió en materia prima de sus obras y en partícipe de sus proyectos.

Hoy la creatividad está de fiesta. Dificil imaginar un momento histórico en el cual la creatividad, como un discurso de vida, haya sido más valorado que en la actualidad. La eufórica cantidad de información disponible, aunado al surgimiento de instrumentos tecnológicos para canalizar la expresividad, hacen de estos tiempos un momento ideal para entablar una relación proactiva con el arte. Por ejemplo, al recorrer la cotidianidad con un teléfono como el Windows Phone Nokia Lumia 925, dotado con, entre otras múltiples herramientas, una cámara capaz de capturar fotos y videos de notable calidad, ya sea de día o noche, e incluso tomar fotografías en movimiento como a un gimnasta o clavadista para no perder ningún ángulo, resulta más fácil que nunca en la historia humana responder a ese espontáneo llamado del “yo creativo”.   

Con fines explícitamente inspiracionales, a continuación te compartimos una selección de artistas cuyo discurso digital resulta deleitante; individuos y colectivos que malabarean con las fronteras del arte y la tecnología, para generar exquisitas formas de comunicación para el disfrute de todos nosotros.

 

Resonance

Resonance es un colectivo multidisciplinario que agrupa a artistas independientes de primera línea como Esteban Diacono, Heerko Groefsema, Onur Senturk (de quien hablaremos a continuación), Thiago Maia y los estudios Audionerve, CypherAudio y Combustion en el audio, entre otros. En términos generales, Resonance convierte la geometría y el sonido en materia de la creación, haciéndolos dialogar en un entorno vertiginoso en el que los patrones —tanto espaciales como auditivos— se mezclan y se confunden en una dialéctica creativa de resultados inesperados.

 

 

Onur Senturk

Uno de los mejores exponentes y pioneros del “motion design”, “diseño en movimiento”, el turco Onur Senturk ha hecho del diseño un ejercicio multidisciplinario en el que por medio de símbolos y formas que por momentos parecen arquetípicas, fragmenta la realidad para recomponerla después en efectos que conmueven e inquietan.

 

 

United Visual Artists

Desde 2003, año en que se conformó, el colectivo United Visual Artists (UVA) es uno de los referentes imprescindibles del arte digital, el cual ejerce en distintas manifestaciones: la escultura, la instalación, el performance y la arquitectura. Además de la incorporación de tecnologías como el mapping, la iluminación LED y la escultura quinética, UVA es un proyecto abierto a la colaboración y la creación grupal.

 

 

 

Ryoichi Kurokawa

El complejo imaginario del japonés Ryoichi Kurokawa deviene en creaciones multimedia que en cierto sentido no se parecen a nada más. Psique, sensación y experiencia confluyen en la elegancia del estilo creativo de Kurokawa, en el cual se trascienden los cánones de formas estéticas tradicionales en la búsqueda de esa originalidad que nos lleva a la reflexión sobre los límites de la realidad establecida.

 

 

Ryoji Ikeda

Tratar con el sonido en estado “crudo”: ésa es la consigna de Ryoji Ikeda, artista sonoro japonés que reside en París y que explora las posibilidades reflexivas de los beats y los ritmos, los silencios, los tonos y eso que a veces cómodamente encasillamos en la categoría del “ruido”, y explora a su vez la relación del sonido con su medio ineludible: el espacio. La pieza “test pattern [100 m version]”, por ejemplo, está construida en torno a la distorsión y el monocratismo como efectos de nuestra percepción y de nuestro propio movimiento: una suerte de avatar contemporáneo del estatismo de Parménides convertido en instalación artística.