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El ambiente entre colegas laborales repercute significativamente en la longevidad de cada uno; mejor llévala bien en tu trabajo.

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Durante tu vida dedicarás alrededor de cien mil horas al trabajo. Y si como en el caso de millones de personas, lo haces acudiendo a un lugar determinado, por ejemplo una oficina, entonces sobra decir que pasarás una buena porción de vida en este espacio. Tomando en cuenta lo anterior, es muy importante procurar un entorno laboral agradable y estimulante, ya que no solo tu calidad de vida, también tu salud, estarán significativamente ligadas a esto.

Para determinar la calidad de tu lugar de trabajo, podrías tomar en cuenta variables como la actitud de tu jefe, el ambiente entre tus compañeros, así como condiciones físicas, entre ellas las características del espacio, los sonidos que lo habitan, incluso la misma estética –aquí no puedo evitar recordar esos ecosistemas amarillentos que impregnan de anti-estimulante personalidad ciertas oficinas burocráticas.

Curiosamente, de acuerdo a un estudio publicado en 2011 por la Universidad de Tel Aviv, el ingrediente de tu espacio de trabajo que más pesa sobre tu salud, particularmente en lo que se refiere a la longevidad, es la cordialidad que existe entre las personas que laboran en un mismo sitio. 

En la investigación encabezada por Arie Shirom, se monitoreó a lo largo de décadas diversas variables médicas en 820 personas. Paralelamente registraron, de forma periódica, su percepción frente a las condiciones laborales que vivían. Y si bien diversos trabajos científicos han sugerido una correspondencia entre salud y entorno laboral, uno de los primeros descubrimientos que este estudio logró, fue detectar  una significativa correlación entre la longevidad de un empleado y la actitud que percibía de sus colegas hacia él.

Los investigadores descubrieron, no sin sorpresa, que aquellos que no recibían apoyo del resto, que no se sentían amigablemente incluidos por el grupo, o que padecían frecuencias poco amables hacia su persona, tenían 2.4 posibilidades más de morir durante el estudio –en contraste con otros factores, también poco deseables pero que  no repercutían tan tajantemente en la longevidad, por ejemplo un jefe poco amable.   

En este peculiar fenómeno confluyen dos variables interesantes, la influencia de los estados de ánimo, y de la cotidianidad en tu salud física – situaciones que con relativa facilidad se podrían intuir. Pero aún tomando en cuenta esto, no deja de resultar sorprendente el peso que tiene la actitud de una comunidad sobre las expectativas de vida de cualquiera de sus miembros.

En fin, más allá de organizar con tus colegas una excursión el próximo viernes a buscar estrellas fugaces, o que implementen medidas en tu oficina para promover prácticas más cordiales entre el equipo, lo cierto es que estudios como este al menos nos demuestran que una atmósfera agradable, en la cual se favorezca la cooperación y la cordialidad por sobre la competencia, resulta no solo fundamental para el funcionamiento, sino que es un factor incluso vital. Y en la medida que promovamos una cultura que resuene con la noción de que mientras mejor le vaya al grupo, mejor le irá a cada uno de sus integrantes, los resultados serán mucho más estimulantes para todos. Una máxima que, por cierto, bien podríamos aplicar a otros modelos sociales, por ejemplo los habitantes de una ciudad o, por qué no, los de un planeta.