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Investigadores de MIT logran implantar memorias falsas en ratones, abriendo un interesante campo de aplicaciones y usos controversiales.

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La realidad del mundo que experimentamos es suficientemente confusa tal como la vivimos. Existen innumerables variables para tomar una decisión o para intentar definir algo como verdadero; nos asimos de nuestra memoria, de aquello que creemos nos sucedió como lo más entrañable, la fibra de nuestro fuero íntimo, casi como una segunda naturaleza.  Anteriormente ya habíamos empezado a dilucidar que esto tiene un factor ilusorio, lo que se conoce como la reconsolidación de la memoria: cada vez que recordamos algo reconstruimos ese recuerdo conforme nuestro estado actual, editamos permanentemente el contenido de nuestra memoria, bajo el filtro de lo que pensamos y sentimos en ese momento. Tal que la memoria es también una reconfiguración perpetua del cariz emocional de lo presente ("La memoria es engañosa porque está teñida por los eventos del hoy", decía Einstein). Ahora, sin embargo, se abre la posibilidad científicamente funcional de implantar memorias externas completamente falsas.

Investigadores del Instituto Picower del MIT para el Aprendizaje y la Memoria han logrado implantar memorias falsas en ratones utilizando tecnología de activación celular a través de la luz, lo que se conoce como optogenética. En el experimento primero se logró condicionar el comportamiento de los ratones mediante una descarga eléctrica leve recibida al entrar en una cámara; luego al aplicar un mismo pulso de luz en el hipocampo el ratón manifestaba el mismo miedo pese a ya no estar en la misma cámara o recibir la descarga directamente: el miedo era el resultado de la activación de una memoria.

En el nuevo estudio los investigadores colocaron a los roedores en una cámara "A" sin ningún tipo de descarga, y al día siguiente en una cámara "B" en donde se les aplicaba una descarga --pero en el momento de aplicar esta descarga los investigadores usuaron la luz azul para activar las células que codificaron el recuerdo de la cámara "A". En un tercer día los ratones fueron colocados en la cámara "A" donde no habían recibido descarga y mostraron una parálisis que evidencía  el implante de un recuerdo falso: al entrar en esta cámara vivían el recuerdo de la descarga de la cámara "B" como si hubiera sucedido en la cámara "A". Las memorias inducidas probaron ser tan fuertes como las memorias falsas.

Las implicaciones de la investigación comprueban lo que ya se sospechaba desde una perspectiva legal. Según el Innocent Project, el 75% de los casos revertidos por pruebas de ADN involucraron testimonios de  testigos oculares, pero en la mayoría de los casos no fue porque estos estuvieran mintiendo, sino porque tenían una memoria falsa. Uno de los casos más famosos, el de la familia McMartin, demostró, después de 7 años de prisión y 15 millones de dólares de gastos legales, que la acusaciones estaban basadas en memorias falsas, posiblemente implantadas por los terapeutas de los niños que supuestamente habían sido abusados.

Un experimento anterior logró manipular el sueño de unos roedores en un laberinto.

Por el momento la optogenética requiere de la implantación de células fotosensibles, no queda del todo claro si en un futuro se podrá realizar un procedimiento de activación celular no invasiva, quizás  frecuencias de onda baja o con ultrasonidos. El proceso de intencionalmente implantar una memoria falsa, quizás para que una persona logre un veredicto de inocencia, o como Inception para lograr manipular a un multimillonario CEO, resulta todavía muy complicado. Pero de cualquier forma se abre un panorama de manipulación y también de sanación traumática que en el futuro seguramente tendrá varias aplicaciones