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De acuerdo con una investigación de la Escuela de Salud Pública de Harvard, el efecto estimulante de la cafeína podría actuar como un antidepresivo natural al contribuir en la producción de neurotransmirores como la serotonina y la dopamina.
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Para muchas personas el café es más que una bebida. Muchos le otorgan un sentido profundamente simbólico en el marco de su cotidianeidad, a veces una especie de brebaje que al tomarlo hace posible entrar y permanecer en el mundo, a veces también una pócima necesaria para la conspiración y el acuerdo, el elemento infaltable de la charla o la lectura.

En un estudio que quizá sorprenda por la correlación de variables ―y que otorga un efecto inesperado al hábito de beber café― investigadores de la Escuela de Salud Pública de Harvard dieron a conocer que las personas que consumen entre 2 y 4 tazas de café al día tienen 50% menos probabilidades de suicidarse que aquellas que o beben poco o nada o prefieren el descafeinado.

Los científicos, dirigidos por Alberto Ascherio, profesor de epidemiología y nutrición, analizaron datos de tres estudios previos sobre los niveles de consumo de café entre 1988 y 2007 en Estados Unidos, los cuales, en total, reunieron información de más de 43 mil hombres y casi 165 mil mujeres. Con esto, el paso siguiente fue confrontar la ingesta de cafeína con información sobre 277 casos de suicidio en los que estuvieron involucradas personas que participaron en dichos cuestionarios.

De acuerdo con la deducción realizada, los investigadores suponen que el conocido efecto estimulante de la cafeína puede actuar también como un antidepresivo menor pero efectivo, contribuyendo en la producción de neurotransmisores como la serotonina, la dopamina y la noradrenalina, cuyo efecto positivo sobre el estado emocional también ha sido ampliamente estudiado.

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[PopSci]