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En una casualidad que algo tiene de broma adolescente y humor involuntario, uno de los vehículos de exploración que la NASA llevó a Marte dejó sobre la superficie del planeta rojo el trazo de un pene de proporciones desmesuradas.

Nasa, Mars

Visto en términos metafóricos, existe un lenguaje secreto que se traza cotidianamente y en todo momento con las marcas que vamos dejando por el mundo. Los pasos que caminamos, los gestos que hacemos, los caminos que seguimos. “Habitar significa dejar huellas”, escribió alguna vez Walter Benjamin, siguiendo la ruta de los crímenes resueltos por Auguste Dupin, el incipiente detective sedentario de Poe.

En un ejemplo tal vez menos serio pero sin duda no menos elocuente de estos símbolos dejados al paso y como por casualidad, alguno de los dos vehículos de exploración que la NASA (el Spirit o el Opportunity) envió a Marte, dejaró sobre la superficie del planeta rojo una marca bastante sui generis, un trazo que algo tiene de broma adolescente y de humor involuntario: un enorme pene.

La figura, por supuesto, está notablemente estilizada. Dos círculos irregulares de los que nace una columna ligeramente inclinada. ¿Pero quién podría defender la posibilidad de un pene perfecto?

En este sentido, parece más que suficiente que exista en algún lugar del universo un pene gigante, así sea solo como la conjunción improbable de unas líneas sobre el álgido suelo marciano.

Otros penes gigantes en Pijama Surf.

[metro.co.uk]