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La posición del observador podría incidir incluso en el tiempo y la historia al cambiar las condiciones de los resultados obtenidos desde el presente. Un viaje para cambiar la idea de "realidad objetiva."

marty

Para nuestra vida de todos los días así como para todo fin práctico, la realidad objetiva existe. Las reglas están más o menos claras: el fuego quema, si te caes de un acantilado la gravedad y la aceleración te precipitarán al suelo donde quedarás reducido a mancha difusa. Creemos que los árboles, naturalmente, hacen ruido al caer en el bosque a pesar de que nadie los escuche. Pero podríamos equivocarnos.

Sin embargo, para la física cuántica la realidad objetiva es uno o varios lugares a la vez, depende de dónde se mire. El tiempo y la naturaleza de las cosas no son más que referencias vagas para fenómenos mucho más complejos y fascinantes.

Tomemos la luz, por ejemplo (o el comportamiento de cualquier partícula) y sigámosla en su recorrido. Durante años hemos reproducido la idea de Heisenberg, aquella de que no podemos conocer dos variables de una misma partícula con certeza al mismo tiempo; no podemos, por ejemplo, situarla en el espacio en un momento determinado y conocer su velocidad. Una de las dos variables es afectada sistemáticamente por la presencia del observador, por el hecho mismo de ser observado.

Hace pensar que las partículas se comportan como seres tímidos. Los fotones, nada menos, las partículas que hacen que el mismo acto de ver sea posible son en sí mismas bastante tímidas. Durante años los científicos han tratado de observarlas en su trayecto y saber cómo y por qué los fotones se redistribuyen de maneras tan extrañas. En el video siguiente podemos ver cómo la luz, al chocar contra sí misma, crea espacios de oscuridad en un fascinante choque de contrarios, claridad y sombra conjugadas. 

De igual manera podemos ver ilustrado un experimento que cuesta entender en nuestra así llamada realidad objetiva: el hecho de que, si tratamos de saber si un fotón se comporta como una partícula o una onda. Según lo que queramos encontrar, parece, la luz se comporta. Si medimos ondas, leemos ondas; si nos preparamos para recibir partículas, veremos partículas. Incluso una mezcla de ambas es posible, lo que parece indicar que el observador es determinante en la lectura de la realidad. Al parecer el árbol sólo anuncia su caída si alguien lo escucha.

Incluso si medimos los resultados hacia atrás en lo que entendemos por tiempo, podemos ver que el tiempo es una referencia sumamente relativa y que el hecho mismo de leerla hace algo así como cambiar el pasado para que se convierta en lo que queremos ver, una idea que el psicoanálisis y el revisionismo histórico podrían hallar sumamente productiva para sus respectivos fines.

 

 

[New Scientist]