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Lady Gaga, Rihanna y los Beatles podrían aportar algunas claves para entender las asociaciones inconscientes que hacemos entre la música y la memoria a largo plazo.

Lady Gaga

La música pop es una intrusa indeseada: melodías pegajosas, estribillos que se repiten en loop y un DJ interno que interrumpe nuestras profundas meditaciones... La ubicuidad de la música pop en estaciones de radio, taxis, restaurantes y la via pública puede hacer que la gente repita inconscientemente fragmentos de canciones, aparentemente sin ninguna posibilidad de remediarlo. Para los psicólogos, este fenómeno tiene el nombre de earworm (de "ear", oreja y "worm", gusano, como un bicho musical alojado en tu cráneo.) Algunos estudios al respecto encuentran soluciones en lugares poco esperados: por ejemplo, el Sudoku, los anagramas y la literatura.

Y es que parece cosa de sentido común que un estimulo se reduzca cuando otro entra en nuestro campo de atención. Pero los acertijos matemáticos o verbales no obrarán el mágico efecto de hacernos olvidar la tonada de Lady Gaga si son demasiado difíciles: la doctora Ira Hyman, psicóloga musical de la Universidad de Western Washington, opina que la clave es encontrar el nivel de reto adecuado.

"Hacer algo automáticamente, como conducir o caminar, implica que no usamos todos nuestros recursos cognitivos, así que hay mucho espacio para que nuestra rocola interna comience a trabajar. Del mismo modo", afirma Hyman, "si tratas de hacer algo muy difícil, tu cerebro no se involucra satisfactoriamente, así que la música vuelve. Necesitas encontrar ese lugar en equilibrio donde no haya demasiado lugar vacante en el cerebro. Eso será diferente para cada individuo."

La doctora Hyman y su equipo aplicaron una serie de pruebas a voluntarios: haciendo sonar canciones populares, trataron de identificar de qué modo estas permanecen en nuestra memoria a largo plazo. Canciones de los Beatles, Lady Gaga y Beyoncé sonaban mientras los voluntarios hacían pruebas de dibujo a mano; el estudio halló que podían hacer que las canciones continuaran sonando en sus cabezas incluso hasta el siguiente día.

Para eliminar los desastrosos efectos de esa música y no volver locos a los sujetos (esta explicación es nuestra, no está en el estudio), los investigadores les dieron a resolver rompecabezas como Sudokus o anagramas. Encontraron que si los Sudoku eran demasiado difíciles de resolver, las canciones volvían; en el caso de los anagramas (formar distintas palabras con un número limitado de letras), se dieron cuenta que los mejores resultados se obtenían con cinco letras.

Las tareas verbales, como resolver anagramas o leer una buena novela, parecen tener un buen resultado para mantener alejados a los earworms. [...] El coro de las canciones tiende a quedarse en tu cabeza porque son los pedazos que conocemos mejor, y debido a que no nos sabemos el segundo o tercer verso, la canción permanece inacabada. Existen mayores posibilidades de que los pensamientos inacabados vuelvan.

Por su parte, la doctora Vicky Williamson, psicóloga musical de la Universidad de Londres cree que los earworms podrían ser la pista para entender la relación entre un estímulo sonoro y la memoria, y que este fenómeno tiene usos terapéuticos potenciales: "Podría ayudar a aliviar a la gente que sufre de pensamientos perturbadores." Del mismo modo podrían ayudar a pacientes con trastornos cognitivos, "así, si no pueden recordar los pasos para hacer una taza de té, si se los enseñas en una canción, podrían hacer su propia taza de té en vez de depender de otras personas."

Algunas de las canciones más socorridas en los estudios sobre earworms (es decir, las que se quedan más tiempo en la memoria) están en la siguiente lista. Escúchalas para comprobar empíricamente el experimento --o envíaselas a tus enemigos para atormentarlos: toda un arma velada de control mental.

Alejandro – Lady Gaga

Bad Romance – Lady Gaga

Call me Baby – Carly Rae Jepsen.

Single Ladies – Beyoncé

She Loves You – The Beatles

I Wanna Hold Your Hand – The Beatles

SOS – Rihanna

[Telegraph]