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[...] sólo que no eran ondas concéntricas, sino excéntricas, que se extendían cada vez más lejos, hasta tocar otros astros.

Octavio Paz,  "Mi vida con la ola"

El mar es, justificadamente, uno de los elementos, escenarios, entidades naturales que mayor poesía tienen en sí mismos, uno de esos ejemplos acabados y absolutos en que la belleza se presenta en toda su plenitud, radiante, gratuita, liberada de significados ulteriores y, pese a todo, extrañamente familiar y acogedora. En toda su vastedad, el mar también es un espacio en el que, desde cierta perspectiva, encontramos comprensión, un espejo inmenso donde tiene cabida todo lo que somos.

Y si bien no faltan expresiones estéticas en torno al mar, otra de sus grandes cualidades es que su capacidad para asombrarnos parece no agotarse nunca, su belleza parece nacer cada vez que alguien lo mira.

Este es un poco el caso del fotógrafo David Orias, quien ha realizado estos retratos de olas desde las costas de California, destacando por su técnica en que combina la velocidad de exposición, la precisión de la cámara, la luz natural y las condiciones climáticas, para conseguir estas impresionantes imágenes que algo tienen de óleo impresionista pero también de fantasía onírica, como si fueran resultado de la habilidad de un pintor o de la imaginación liberada en una noche de cansancio extremo.

Todo lo cual vuelve todavía más admirable que, al final, no se trate más que del mar en sí.

[This is Colossal]