*

La brujería binaural de Giles Corey (cifrando un estado de trance a través del sonido)

Por: Alejandro Martinez Gallardo - 03/29/2013

El disco Deconstrutionist de Giles Corey (Dan Barret) teje una mitología sonora alrededor de la muerte y un estado de trance inmemorial, en un fascinante y perturbador experimento con tonos binaurales.

Giles Core Deconstructionist

Hace dos años el músico Dan Barret tomó el nombre de Giles Corey, un hechicero del siglo 17, y emprendió un oscuro viaje investigando en carne propia los meandros de la muerte, el trance y los fantasmas. Barret sufrió un episodio de profunda depresión y un intento de suicidio, el cual de alguna manera sublimó en una serie de álbumes experimentales, que son también un documento de su viaje al inframundo y de un sincero esfuerzo por registrar espectros psíquicos y compartirlos con la audiencia, con sonidos que intentan transmitir experiencias puntuales --lo mismo extáticas que desgarradoras.

El más interesante de estos documentos espectrofónicos es Deconstructivist (2012). Compuesto de tres tracks de alrededor de 30 minutos cada uno, el disco es un experimento con sonidos binaurales en búsqueda de reproducir un estado de trance. El mismo que vivió Dan Barret cuando inició el proyecto de Giles Corey: se sentó en el piano encapuchado y empezó a tocar y se despertó una hora después en el piso con apenas unos flashes en la cabeza, memorias fugaces. En la grabación se podían escuchar ruidos en la madera, vidrio y sus sollozos incesantes --el espacio mediumínico cobrando vida en la sombra de la conciencia. El disco es una deconstrucción de estos sonidos siguiendo una directriz hipnótica, extravasando las zonas liminales de la mente desdoblada en el espacio.

Los beats binaurales son oscilaciones sonoras que recrea el cerebro al escuchar frecuencias ligeramente distintas en cada oído --por ejemplo 400 Hz en el derecho y 410 Hz en el izquiero producen un pulso binaural de 10 Hz. En cierta forma producen una alucinación aural, cuando el cerebro, acostumbrado a la cohesión estereo, intenta reconstruir o sincronizar la diferencia: aquí entra una dimensión imaginaria. Y a la vez el sonido ya no sólo entra por los oídos, se transmite por los huesos y se vuelve instintivo. Estos pulsos son utilizados conjuntamente con estimulación fótica para producir estados de entrainment, que llevan a las ondas cerebrales a seguir patrones dominantes, generalmente de alfa, theta y hasta gamma (las frecuencias más asociadas con la meditación, el trance y la relajación). 

Hace algunos años pude experimentar con estas máquina de luz y sonido que programaban estados mentales con una consola de frecuencias, una gafas con LEDs y unos audífonos. Hay cierta atracción en que la luz sea la sustancia activa de una experiencia psiconáutica y por momentos estallaban los fractales y la geometría sagrada interior, que acompañan como tentadores aperitivos los viajes psicodélicos. Podían relajarme... o algunos programas seriamente perturbar mi homeostasis cerebral con ritmos caóticos-infernales. Lo cierto es que nunca me llevaron al éxtasis trascendental que prometían --según Robert Anton Wilson, uno de estos aparatos le propició un viaje astral. Pero seguramente esto tiene que ver también con mi propia sensibilidad y para algunos estos aparatos serán suficientes para alcanzar el samadhi.

No estoy seguro que Deconstructivist logré del todo generar estados de trance en una grabación de sonido, pero ciertamente (de)construye una notable mitología alrededor de este fenómeno hipnótico y facilita una experiencia mental y emocionalmente profunda. La repetición binaural de un lamento que atraviesa el tiempo.De manera similar a The Marriage of True Minds, de Matmos, que busca ser una fiel expresión sonora de la telepatía en experimentos de campos ganzfeld, Barret logra crear un  poderoso documento de lo que es la mente poseída por una fantasmagoría, propia y añeja, cifra del trance de la muerte (aquella sensación de suyo incomunicable, pero que se evoca en zonas irracionales). La impresión de que el espíritu de Giles Corey ronda la grabación es ineludible, una niebla psíquica envolvente con calabozos y heridas irrestañables se difunde, como si las diferencias de frecuencias fueran portales interdimensionales. Giles Corey, el warlock que fue torturado hasta su muerte en la cacería de brujas de Salem, acusado de brujería satánica, pero que jamás se pronunció (culpable o inocente), como si respondiera sólo a una ley de otro mundo, pese a sufrir los más atroces castigos.

El álbum viene con un PDF de 30 hojas que abunda sobre la doble línea abismal de la muerte y el trance, creando una propia mitología suscitativa para sugerir la experiencia. Desde el vudú al budismo y siempre con una especial afinidad por la oscuridad, que sin embargo es conquistada para alcanzar una conciencia más alta, este PDF es un aditamento filosófico que programa ligeramente la experiencia directa con la música. Barret recomienda escuchar el disco completo, en orden, con los ojos vendados y con audífonos, de otra forma los beats binaurales no hacen efecto. A continuación reproduzco mis impresiones de  Deconstructivist registradas en un tren de escritura automática escuchando el disco --cada experiencia escuchándolo debería de ser distinta ya que el cerebro cocrea parcialmente los sonidos, que a su vez son eminentemente visuales, creando una especie de paisaje onírico irrepetible:

Awake Now

Como una hipnótica batalla medieval, o la construcción de un castillo por siglos, en medio de cadenas y cantos (latigos y campanas). La esencia salvaje del trance se detiene en el cerebro.  Regresiones. Resonancia mórficas. La presencia del pasado.

La brujería de Giles Corey, por un momento nos hace viajar al Connecticut del siglo 17, a vivir el misterioso linchamiento de un hechicero, un hombre de poder también.

El repiqueteo de los metales, bronces aurales que evolucionan en una procesión demente, que sin embargo encuentra su liberación al filo de la realidad.

Es la transmisión de una imagen, una especie de Inception, de sueños que se traslapan, múltiples laberintos superimpuestos en un bloque central. La imagen del Demiurgo no sólo como arquitecto también como herrero, vulcanizando el inconsciente con sus arquetipos insondables. La marcha marcial del núcleo de la tierra, gestación eólica de las grandes cañadas, de las cuevas sagradas de minerales incandescentes, de los labios cáusticos, de la piel abierta de la Madre gigantesca en su aspecto de Kali.

Euforia que se desborda en un desfiladero...

Una mutabilidad, como la de una brújula en una tierra magnética, en la zona del silencio,  a veces un desasoiego. Que busca la destrucción, el suicidio, la desintegracion, la posesión demoniaca, los sonidos drones, los fantasmas grabados en el aire.

Quizás el nombre de Deconsturccionista, refiere al acto más que de crear  de destruir paso a paso -- como con un manual de desenesamble-- la gran máquina celeste con su armonía esférica,  estirar las supercuerdas que componen la materia subatómica. Y mirar fijamente al vacío, a ese vacío del espacio infinito que aterraba a Blaise Pacal. Este es el poder de la muerte y lo que seduce irresistiblemente a Corey-Barret.

 

 

Twitter del autor: @alepholo