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Wal Mart pagó soborno de 52 mil dólares para construir almacén en Teotihuacán

Por: Jimena O. - 12/18/2012

Periodistas del New York Times revelan los sobornos millonarios con que Wal Mart consiguió el permiso para construir uno de sus almacenes en la emblemática zona arqueológica de Teotihuacán, México.

Josh Haner y Brent McDonald/The New York Times

Ya en abril de este año, el prestigioso periódico The New York Times, dio a conocer un primer reportaje sobre los millonarios sobornos con que Wal-Mart se abrió paso en México, donde en términos prácticos casi ha monopolizado el sector de los supermercados, acabando con comercios locales y otras cadenas que no cuentan con el poderío económico de una trasnacional como esta.

Ahora The New York Times vuelve a la carga y con un completo recuento elaborado por los periodistas David Barstow y Alejandra Xanic von Bertrab, da cuenta de las maniobras ilegales que la compañía empleó para establecer uno de sus almacenes en la zona arqueológica de Teotihuacán, sin duda entre las más emblemáticas de la historia de México y, por esto mismo, supuestamente protegidas por las leyes correspondientes.

De entrada, cuando Wal-Mart decidió establecer la sucursal en este lugar, situado a unos 50 km al noreste de la ciudad de México, se enfrentó con algunas objeciones puestas por autoridades electas por la comunidad: si construía el almacén en la entrada principal de San Juan Teotihuacán, solo contribuiría a aumentar el congestionamiento que ya se presentaba ahí; y, por otro lado, los dirigentes habían elaborado un mapa que limitaba el desarrollo urbano en la zona cercana a las Pirámides, y en cual se prohibía la edificación de desarrollos comerciales como el que pretendía Wal-Mart, planeado en un campo de cultivo de alfalfa propiedad de Elda Pineda.

Para vencer estas dificultades, la empresa propiedad de la familia Walton, recurrió a uno de los recursos que casi nunca ha defraudado a las personas dominadas por la codicia y la ambición económicas: el dinero.

Según esta investigación, Wal-Mart dio un soborno de 52 mil dólares para que el mapa donde se delimitaba el polígono de construcción se cambiara antes de ser publicado en el diario oficial del Estado—y por lo tanto se volviera legal y vigente. Así, para cuando este apareció en el órgano de comunicación de las autoridades, el campo de Elda Pineda ya forma parte de la zona donde Wal-Mart podía construir su sucursal.

En el reportaje de abril se dio cuenta de que si bien México es un país caracterizado por su corrupción, en este caso Wal-Mart no puede considerarse una víctima de este sistema, pues, por el contrario, lo ha utilizado conscientemente en su favor, para conseguir ventajas sobre sus competidores:

El análisis del Times —escriben Barstow y Xanic— revela que Wal-Mart de México no es una víctima reluctante de una cultura corrupta que insiste en los sobornos como el costo de hacer negocios. No solamente pagó sobornos para acelerar aprobaciones de rutinas. Wal-Mart de México también fue un corruptor agresivo y creativo, ofreciendo grandes pagos para obtener lo que la ley prohibía. Utilizó sobornos para subvertir gobiernos democráticos —votos públicos, debates abiertos, procedimientos transparentes. Utilizó sobornos para burlar salvaguardas regulatorios que protegen a los ciudadanos mexicanos de construcciones inseguras. Utilizó sobornos para rebasar rivales.

El caso de Teotihuacán es significativo por la evidente ofensa hecha al patrimonio nacional, pero dista mucho de ser el único. Los periodistas han identificado otros 19 casos de igual número de almacenes cuyo permiso de construcción se consiguió de la misma manera. “Emergen patrones claros”, dicen Barstow y Xanic, en alusión a la milagrosa solución que advenía cuando Wal-Mart tenía dificultades para instalar un almacén, por ejemplo, en las inmediaciones de la Basílica de Guadalupe, una de las zonas más densamente pobladas de la ciudad de México y sin duda una de las más concurridas del país. En este caso son por lo menos 8 los sobornos ofrecidos, sumando un total de  341 mil dólares.

Asimismo, no se trata de una estrategia disimulada. Los ejecutivos mismos tienen conocimiento de dichos pagos porque dan su aprobación para realizarlos.

La pregunta ahora, por supuesto, es si en este caso habrá consecuencias judiciales para el gigante de los supermercados, o si, como desgraciadamente sucede, las repercusiones serán nulas y de nuevo el poder económico se impondrá sobre la voluntad de justicia.

El reportaje completo en el sitio de The New York Times