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Los senos de Kate Middleton, el tabú de la desnudez y la reducción del cuerpo a un objeto de consumo

Medios y Tecnología

Por: Jimena O. - 09/28/2012

El insulso escándalo en torno a las fotografías que muestran a Kate Middleton, ahora perteneciente a la así llamada "familia real" de Inglaterra, revela las contradicciones de una sociedad cuya sobresexualización solo es síntoma de sus tabúes y la reducción que ha hecho del cuerpo humano a un objeto de consumo.

En semanas pasadas los medios mainstream estuvieron fascinados por las fotografías del pecho desnudo de Kate Middleton, la flamante Duquesa de Cambridge, obtenidas cuando esta vacacionaba con su esposo, el príncipe William, en una exclusiva zona costera del sur de Francia.

Como casi siempre sucede con estos incidentes, el hecho generó polémica, reacciones que de alguna manera, cuando se analizan fríamente, parecen absurda e incluso insignificantes, pero paradójicamente reales. Entre otras consecuencias, se dijo que el fotógrafo (o paparazzi, para incurrir en la jerga) que tomó las imágenes fue amenazado de muerte y, más allá del rumor, la revista que las publicó fue multada por la justicia francesa y obligada a entregar los originales a la así llamada “pareja real” (lo cual no impidió que otros medios, sobre todo europeos, compraran los derechos de reproducción y dedicaran decenas de páginas al asunto).

Sin embargo, como decimos, para algunos el escándalo es verdaderamente insustancial. ¿Por qué un par de senos puede generar tanta polémica? ¿No contradice esto el lamento moralino proferido por tantos a propósito de la sobresexualización de nuestras sociedades? ¿Por qué sociedades en las que la pornografía se encuentra a un clic de distancia el pecho desnudo de una mujer es tan escandaloso?

Por otro lado, si la fuente de la controversia es que la mujer fotografiada pertenece a una “casa real”, ¿no es esto todavía más disparatado? ¿Anacrónico hasta el sinsentido?

Florence Williams, colaboradora freelance del New York Times, Slate y otras publicaciones en línea, escribe:

Es solamente en sociedades donde cubrimos los pechos e los inflamos con caricaturescos sujetadores de relleno (¡levante y separe!), y donde desalentamos su función biológica —el amamantamiento— que estas glándulas salen de proporción en nuestras fantasías sexuales. Por eso no podemos soportar verlas desnudas en la futura reina.

El escándalo como un síntoma compartido que esconde el persistente tabú de la desnudez. Quizá también los efectos de haber reducido el cuerpo a un objeto de consumo por prácticas como la pornografía, en cualquiera de sus expresiones, comenzando por la voluptuosa chica del clima que en inexplicables vestidos entallados nos dice si será un día soleado o uno lluvioso.

El texto completo de Williams en Alternet.