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La migración espacial a refugios autosustentables quizá nos permitiría eludir, o al menos enlazar, nuestra extinción como raza humana.

Como cualquier otra especie, la raza humana tiene junto de sí la siempre latente posibilidad de extinguirse. Ya sea a través de cataclismos, de la autodestrucción acelerada, o de una tajante materialización de la paranoia apocalíptica, el ser humano está, como todo en el universo, condenado a eventualmente diluirse. Sin embargo, existe una serie de proyectos alrededor de Biosphere 2 (una iniciativa novenetera que está siendo actualmente retomada) que bien podrían aplazar este definitivo instante.

Básicamente se trata de una migración hacia el espacio (por cierto una de las premisas en la que enfatizaba el buen Timothy Leary). Pero más allá de este escape de nuestro actual entorno, el cual tendríamos que abandonar tras haber contribuido significativamente al aceleramiento de su destrucción, la clave de Biosphere 2 consiste en la construcción de refugios autosustentables que permitiesen a grupos humanos trascender el colapso de la tierra.

Inspirado en el modelo de biósferas equilibradas y auto-sustentables, estos potenciales nichos traducirían las más grandes lecciones de supervivencia que hemos acumulado en nuestra historia, con el fin de no repetir dinámicas que eventualmente garantizarían, nuevamente, la virtual extinción de nuestra raza. En pocas palabras se trata de no hacer justo lo que hemos hecho con la Tierra.

Hay dos puntos particularmente relevantes en esta "misión" de migrar hacia el espacio en busca de la supervivencia. Por un lado, existen cuestionamientos éticos que ponen en tela de juicio si realmente nos "merecemos" esta nueva oportunidad, interrogante que se torna más crítica si tomamos en cuenta que desde hace décadas supimos que la inercia destructiva que mantuvimos inevitablemente nos conduciría al colapso de nuestro entorno. Y en este sentido, siendo un tanto radicales, podemos incluso adjudicar una especie de cinismo existencial a la tentativa de querer eludir nuestra responsabilidad ante nuestro desempeño histórico. El otro aspecto es mucho más pragmático y gira en torno a una simple pregunta ¿Seremos capaces de implementar la tecnología necesaria para construir estos nichos autosustentables antes de que consumemos la destrucción de nuestro planeta?

Aquí sería importante tomar en cuenta la fórmula de Leary que a previo a la migración especial planteaba como requisito el potenciar la inteligencia consciente de la raza humana (tal vez como un mecanismo de purificación karmática o quizá como una herramienta para garantizar que no terminemos por cometer los mismos errores con el nuevo entorno).