En la grabación de un anuncio publicitario, en la provincia de Nankín, China, el propietario de un Ferrari 458, haciendo alarde de la potencia de la máquina y su pericia como conductor, derrapó el automóvil justo en la Muralla China, dejando las marcas de los neumáticos impregnadas en el piso del lugar. Los encargados del mantenimiento han querido removerlas sin éxito alguno, ya que el caucho ha quedado totalmente adherido a las baldosas, por lo que sólo queda que los trabajos de restauración profesionales hagan su labor. Ferrari China ha expresado su pesar por el hecho. Sin embargo, comentaron que este evento no fue organizado por la firma, sino por una consecionaria de la marca en aquel país.