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Un árbol que se planta en el ciberespacio y crece en el mundo real

Arte

Por: Jimena O. - 07/21/2012

Un árbol de luz plantado en una sala oscura brota en el Amazonas: sombras electrónicas germinan y cuestionan nuestra relación con la tecnología en el proyecto One Man One Tree

Un bosque digital de luz que logra filtrarse a la realidad a través de un simple pero significativo acto de simulación. Este es el proyecto del colectivo de artistas franceses Electronic Shadow, quienes  en One Man One Tree crean un ambiente virtual  interactivo en el que los usuarios interactúan con la naturaleza a través del arte y la tecnología, trazando un vínculo entre lo que hacemos en un plano inmaterial con lo que sucede en el mundo material. Los bits que se procesan en una pantalla son semillas en otra parte del mundo que inician un proceso de germinación.

El espectador participante entra a una habitación oscura donde se ha montado un bosque proyectado en 15 kilómetros de cables imbricados. El bosque parece ser un organismo mutante de luz que con seductoras formas geométricas va absorbiendo al público en su espacio onírico. Entonces un círculo luminoso en el piso invita al espectador a entrar en el arte. Posicionándose en la luz y siguiendo su movimiento, las imágenes muestran una semilla siendo plantada, poco después un árbol crece.

 

 

 

Lo genial de esto es que una vez que el árbol es plantado en el juego virtual, un árbol real es plantado en el Amazonas.

"Existe una conexión emocional que empieza con  esta experiencia. Depués del espectáculo, el espectador sabe que sigue y su presencia continúa actuando, esta es la idea de nuestra sombra electrónica, viviendo en un mundo paralelo. El árbol virtual es el avatar de un incipiente árbol real, empezamos de lo inmaterial para crear vida ", dice el artista Yacine Ait Kaci.

Quizás esta sea la reflexión más interesante de este proyecto, la posibilidad de que nuestra acciones inmateriales -- pensamientos, sueños, o algún tipo de simulación-- se materialicen en algún otro punto del universo, en una cámara cósmica de ecos. Y tal vez lo que nos sucede aquí sea a su vez el reflejo conectivo de un pensamiento o un acto distante e insondable.  Las causas de las cosas, pese al imperio de la ciencia, siguen siendo parte de una compleja madeja que no logramos del todo escudriñar ("el divino laberinto de las causas y los efectos", en palabras de Borges).

 

 

La consecuencia de un acto virtual se desdobla vía la organización Apiwtxa, conducida por indígenas del Amazonas, quienes replantan áreas deforestadas. Un grup llamado Nature Right registra el progreso de los árboles de cada persona, monitoreando el nuevo bosque que se generó de esta interacción. ¿Acaso lo árboles mantienen un vínculo con las personas que los plantaron virtualmente? ¿responden a su acto de concepción: influye en el desarrollo del árbol la intención en la mente de la persona que lo plantó virtualmente? ¿su salud se conecta con la del árbol? Aunque estas podrían ser preguntas "new age" no son totalmente desaforadas, y añaden un elemento poético a este proyecto.

"Hacer que los visitantes se activen a través de la tecnología nos muestra que nuestro actos, incluso lo más intangibles, tienen consecuencias. Nuestra tecnología no necesariamente contribuye al desarrollo de un ambiente frío y abstracto, es de alguna manera una extensión de nuestra mente, y de esta forma puede generar naturaleza", dice Kaci.

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