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La propaganda vintage nos invita a reflexionar sobre la potencial ridiculez de la desinformación a la que estamos expuestos.

fue charles manson hijo bastardo de adolfo hitler

Surfeando dentro de uno de los mejores blogs de la Red, Dangerous Minds, operado por el genial Richard Matzger, me encuentro con la portada de un diario vintage que muestra una imagen comparativa entre Hitler y Charles acompañada del afirmación "Nueva evidencia revela que Charles Manson es el hijo bastardo de Adolfo Hitler". Dificilmente la afirmación dejará de hacernos reír, al igual que sucede con muchas otras piezas de propaganda vintage que de vez en cuando encontramos en algún sitio –y al hablar de propaganda me refiero a comunicación masiva sintonizada con agendas determinadas que van más allá del afán de 'informar' o de perseguir las 'verdades', por lo cual no solo incluiríamos comunicación 'oficial', tambien nos estaríamos refiriendo a buena parte de la prensa y, obviamente, de la publicidad.

Pero más allá de la simpatía que pueda generarnos este tipo de material al ser analizado restrospectivamente, no pude dejar de reflexionar sobre dos fenómenos: primero, la existencia del pseudoperiodismo como un agente promotor de propaganda gubernamental o corporativa (como bien es el caso de este Bulletin, publicado en 1971). En segundo lugar, y aún más interesante, la pieza me remitió a la ridícula desinformación que generalmente plantea está propaganda, pero que muchos de nosotros no somos capaz de contextualizarla a menos que cumulemos cuarenta años de información posterior.  

Mi punto es que seguramente miles de personas no pudieron evitar creer en las irrefutables pruebas que tejían un lazo filial entre Hitler y Manson, con la implícita asociación de ser, ambos, entidades esencialmente malvadas (y por lo tanto seguramente emparentados). Y aquí viene la pregunta ¿cuántos de los mensajes incluídos en la prensa actual no serán igual de ridículos que el del Bulletin cuando sean analizados en tres o cuatro décadas? ¿qué tan cómico será el flujo en ciertos canales de "información2 cuando el grueso de la población tenga acceso a información que a veces solo el tiempo (o la conciencia) pueden ofrecer?

Dificilmente alguien podrá responder con certeza a estás interrogantes. Pero en cambio creo que si cada vez que vemos una primera plana, un noticiario televisivo, un mensaje presidencial, o un contenido publicitario, acompañamos el momento de estas preguntas, sin duda desarrollaremos una postura más agil ante el cause propagandístico, lo cual eventualmente derivaría en una sociedad psicológicamente más sana y menos vulnerable ante la desinformación promovida por nefastas agendas. Por cierto, hoy es buen día para comenzar este ejercicio. 

Twitter del autor: @paradoxeparadis / Lucio Montlune