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Al discurso laboral dominante de la audacia, la temeridad y el protagonismo, puede oponerse uno que destaca las cualidades de los introvertidos como ventajas en el medio laboral: la persistencia, la cautela y la soledad como fundamentos de un buen desempeño profesional.

Desde hace ya varios años, la retórica laboral y de contrataciones ha privilegiado un perfil psicológico audaz, temerario, propositivo para las personas que desean conseguir un empleo, marginando un poco a aquellos cuya esencia era justamente la opuesta que tanto se pregonaba: tímidos, retraídos, recelosos de los liderazgos y el reconocimiento público.

Con todo, existe una corriente paralela a ese mismo discurso dominante que subraya los rasgos de introversión que redundan en beneficio del entorno laboral, tanto para el introvertido como para la empresa que se sirve de su trabajo.

Recientemente Susan Cain escribió en la revista The Atlantic unos cuantos párrafos donde reseña estas ventajas de los introvertidos. Nos dice, por ejemplo, que un introvertido permitirá a otros desarrollar proyectos propios que tengan una buena probabilidad de consumarse con éxito, esto porque, a diferencia del extrovertido, que busca a toda costa que nadie más que él triunfe, el introvertido no tendrá problemas con compartir el brillo de la gloria. 

Igualmente el introvertido tiene a su favor otras inclinaciones de comportamiento que son consustanciales a su personalidad: la persistencia, la cautela y la soledad.

De la primera, que a veces raya en la obstinación y la tozudez, les obliga a lidiar con un problema y no abandonarlo hasta dar con su solución: "No es que sea más inteligente, es que pasó más tiempo con los problemas".

La segunda les impide tomar riesgos innecesario o sin antes calcular lo mejor posible el costo, atributos que, extra-laboralmente, hacen del introvertido un trabajador seguro (uno que difícilmente se enganchara en problemas de apuestas o sufrirá accidentes de automóvil por conducir ebrio en su fin de semana, etc.). 

En cuanto a la soledad, histórica y estadísticamente, se ha comprobado como una condición imprescindible para el ejercicio y el cultivo de la creatividad: en todas las épocas, en todas las disciplinas. El introvertido, que disfruta a su manera estar solo o, mejor dicho, que encuentra placenteras las actividades que se realizan mejor en soledad, entre las cuales destacan aquellas que se traducen en un mejor desempeño intelectual.

Así, aunque el carácter extrovertido se pone parámetro para empleado y empleador, queda claro que la introversión no desmerece para nada frente a su opuesto. 

"Contraten buenas personas y déjenlas en paz", concluye Cain, rescatando una frase de William McKnight.

[The Atlantic]