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Faceless, una película realizada por Manu Luksch a partir de las grabaciones públicas que el gobierno inglés tiene de su persona, cuestiona este entorno de vigilancia total e insomne que se vive en ciertos países.

 

El sueño tan largamente profetizado por algunos de la vigilancia total es, en algunos países como el Reino Unido, un hecho. Cientos, miles de cámaras siguen incansables los pasos de todos quienes se encuentren en la vía pública, en calles y plazas donde inevitablemente habrá un ojo insomne que registre nuestros actos.

Esta realidad, para muchos siniestra, ha sido reconceptualizada por la directora Manu Luksch, quien a punto de rodar una película se dio cuenta que salir con cámara en mano al mundo era, por decir lo menos, un gesto inútil, arrogante incluso, en vista de que ya otras cámaras filman lo que sucede.

Amparada en la Ley de Protección de Datos del país, que permite conocer la información personal que el gobierno posee de cada cual, Luksch obtuvo las grabaciones públicas de vigilancia donde aparece, con el fin de editarlas y obtener una película.

Faceless, Sin rostro, está producida de acuerdo a las reglas del “Manifiesto de directores de CCTV”, según el cual, entre otros aspectos, ninguna otra cámara además de la de un circuito cerrado de televisión puede intervenir en el rodaje. El objetivo, claro, no es únicamente probar una nueva técnica de narrativa cinematográfica, sino criticar esta "arquitectura totalitaria" que, según aseguró Luksch en entrevista, la vigilancia genera inevitablemente.

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