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Estudio comparativo entre estadounidenses y japoneses encuentra que estos últimos son tan sabios a los 25 años como a los 75, sugiriendo que quizá no sea enteramente cierta esa consigna de que solo con los años se gana en sabiduría.

La sabiduría tiene ya desde la sola mención de la palabra un aire de respetabilidad que también es se asocia casi de inmediato con las personas de edad avanzada. Los ancianos son los sabios por antonomasia e incluso algunas consejas populares atribuyen al diablo la sabiduría no por sus astucia inherente, sino por los muchos años que tiene vividos.

Un estudio reciente, sin refutar del todo esta idea, asegura sin embargo que al menos entre los japoneses la sabiduría que una persona puede adquirir será la misma a los 25 que a los 75 años, un hecho que de entrada aporta un elementos más de admiración por la cultura japonesa.

La investigación, llevada a cabo por Igor Grossmann, de la Universidad canadiense de Waterloo, comparó 5 aspectos considerados cruciales del razonamiento entre personas de nacionalidad estadounidense (225 individuos) y japonesa (186) dividas en dos grandes grupos a partir de su edad: 25 y 75 años.

Entre otras, las pruebas evaluaron la sabiduría intergrupal (i. e. la capacidad de entender la sociedad) y la sabiduría interpersonal (la capacidad de entender las relaciones entre individuos), rubros en los cuales los japoneses tanto de 25 como de 75 años obtuvieron en promedio una calificación de 51 sobre 100, en tanto que los voluntarios estadounidenses mostraron resultados más erráticos y menos uniformes.

Los experimentos consistieron en mostrar a los participantes situaciones hipotéticas de conflicto social y personal para después preguntarles cómo suponían ellos que estas se desenvolverían.

Como decíamos, los resultados son sorprendentes por lo que revelan sobre la educación en Japón, entendida en sentido amplio, que provee a quienes la reciben de los recursos necesarios para entender, tanto como sea posible, el funcionamiento de la realidad individual y colectiva, aun a una edad tan temprana como lo son los veintitantos años.

Quizás valga citar la frase del a veces deliciosamente cínico, Oscar Wilde: "Los viejos lo creen todo, los adultos todo lo sospechan, mientras que los jóvenes todo lo saben".

[Daily Mail]