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Astrónomo texano propone que el hundimiento del Titanic se debió a un rarísimo evento astronómico en que la fuerza de gravedad originada en la alineación del Sol, la Luna y la Tierra provocó condiciones especiales que provocarían la catástrofe.

Una de las tragedias más icónicas en la historia de la navegación es sin duda el hundimiento del Titanic, un suceso casi legendario en torno al cual se han tejido numerosas historias desde varias perspectivas.

Ahora una nueva teoría examina la catástrofe a la luz de las condiciones astronómicas de aquel 15 de abril de 1912, cuando la nave se hundió causando la muerte de más de 2000 personas. De acuerdo con Donald Olson, astrónomo de la Universidad Estatal de Texas en San Marcos, un inusual alineamiento del Sol, la Luna y la Tierra pudo haber tenida una gran incidencia en la pérdida del Titanic.

Según Olson, en el hundimiento de la embarcación se conjugaron varias circunstancias que tienen en común un solo factor: la fuerza gravitacional. En primer lugar, parece que si bien la primavera es una temporada especialmente adversa para los icebergs, en el caso de aquel que se estrelló con el Titanic llegó como parte de una abundante flotilla de témpanos por la luna llena ocurrida diez días antes, el 4 de enero, una “súper luna” sumamente cercana a la Tierra y, en consecuencia, ejerciendo una fuerte atracción sobre las aguas del océano y sus mareas.

El Titanic tuvo que atravesar por un fenómeno que se conoce como “marea de primavera”, en el cual el Sol, la Tierra y la Luna (que se encuentra en la fase de plenilunio) se alinean, potenciando recíprocamente la fuerza gravitacional de cada uno y provocando que las marea baja sea más baja de lo usual y la marea alta más alta de lo usual, efecto que en 1912 se vio todavía más intensificado por esa “súper luna” prácticamente inédita, pues el satélite no había estado tan próximo a nuestro planeta desde el año 796 y no repetirá dicha condiciones sino hasta el 2257.

Pero por si los movimientos del mar no bastaran, dicha fuerza de gravitación también influyó en los icebergs, haciendo que estos viajaran a mayor velocidad hasta encontrarse en la ruta de la embarcación, incluso poniendo a navegar viejos témpanos de estaban estancados en aguas profundas.

Así las cosas, parece que el Titanic de verdad tuvo mala suerte.

[Red Ice Creations]