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Durante su niñez en Indonesia, Barack Obama recibió el cuidado de un hombre que siempre se sintió mujer y que eventualmente se convertiría en una, experiencia que contribuyó quizá a que en 2010 nombrara a la primera mujer transgénero como parte de la Casa Blanca.

Evie nació como hombre pero pronto en su vida descubrió que en realidad era una mujer, certeza que le acarreó problemas e incidentes penosos en su natal Indonesia, donde las personas que eligen el transgénero como identidad sexual reciben un trato disímil que oscila entre el reconocimiento, la burla y en no pocas ocasiones la agresión franca o la marginación que los lleva a elegir actividades como la prostitución.

Y justamente fue ahí donde conoció a Ann Dunham, la madre de Obama, en el año de 1969, quien lleva relativamente poco tiempo de avecindada en el país luego de su matrimonio con el indonesio Lolo Soetoro. Dunham quedó tan impresionada con las habilidades culinarias de Evie que le ofreció trabajo en la casa de la familia, donde sin embargo trabajaba como hombre, cuidando que “Barry”, de apenas ocho años, no se percatara de sus inclinaciones.

“Era tan joven y nunca lo dejé que me viera utilizando ropa de mujer. Pero debió haberme visto probando el lipstick de su madre, algunas veces. Era algo que realmente lo hacía reír”, recuerda la mujer.

Por desgracia cuando Dunham y su hijo se mudaron, al principio de los 70, Evie cayó en una espiral decadente que la llevó a convertirse en trabajadora sexual, continuamente acosada por la pobreza y el abuso de las autoridades locales.

Con todo, esas vivencias dolorosas no le arrancan el buen recuerdo de haber sido la nana del presidente actual de los Estados Unidos. Obama, por cierto, quién sabe si animado también en cierta medida por esta experiencia, nombró en 2010 a Amanda Simpson consejera técnica principal en el Departamento de Comercio: Simpson es la primera transexual abierta en formar parte de la Casa Blanca.

[AP]