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En el verano de 1977 el radiotelescopio situado en Delaware interceptó una breve señal de 72 segundos que se considera el único mensaje extraterrestre recogido en nuestro planeta: una serie de números y letras que, sin embargo, no han vuelto a encontrarse.

La búsqueda de vida inteligente más allá de nuestro planeta ha obsesionado a la humanidad casi desde que esta miró con anhelo y profundo ánimo de soledad o comunión los cielos que nos superan. En décadas recientes, dicho ánimo exploratorio ha conocido mejores procedimientos que las metáforas de las muchas mitologías imaginadas antaño, con el lanzamiento de diversos métodos que tienen la esperanza de contactar algún día con una forma de vida avanzada capaz de recoger el mensaje enviado, descifrarlo e incluso responderlo.

¿Pero qué pasaría si en las antípodas del cosmos existiera, en este mismo momento, un ser con similares inquietudes que igualmente lanzara una botella al vasto océano universal conteniendo algún tipo de saludo que hiciera saber de su existencia a otro ser cuya presencia busca?

Tal parece que es el caso de la llamada “señal WOW”, una serie de emisiones radiales que captó el telescopio situado en Delaware, Ohio, en el verano de 1977: 72 segundos de signos supuestamente provenientes de otro punto del universo.

En el marco de la célebre SETI, el proyecto empeñado en buscar y eventualmente encontrar inteligencia extraterrestre, el radiotelescopio registró una secuencia de números integrada por unos, dos, tres y cuatros, con la aparente estructura de una señal ordinaria. Después, conforme el dispositivo rastreó los cielos, se detuvo momentáneamente en esa misma señal, dando oportunidad a que la computadora transformara los números en letras y notara que un fragmento de señal se repetía hasta treinta veces más intensamente que el ruido de fondo, algo que se interpretaría como una “U”.

Varios días después, al analizar la señal, Jerry Ehman, uno de los científicos participantes en la SETI, descubrió la serie consecutiva de letras y las encerró en un círculo como algo extraño, extraterrestre quizá, manifestando su admiración con un “WOW!”, bautizando así, fortuitamente, uno de los pocos eventos que si bien no convence del todo a la comunidad astronómica a propósito de la existencia de civilizaciones extraterrestres avanzadas, al menos deja la moneda en el aire para quienes discuten esta posibilidad desde el ámbito científico.

Un mensaje de 72 segundos que, por cierto, no ha vuelto a encontrarse.

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