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En 1974 el astrónomo Frank Drake, célebre por idear una ecuación para calcular la posibilidad de existencia de civilizaciones extraterrestres, lanzó en colaboración con Carl Sagan un mensaje en código binario con datos básicos sobre la humanidad y sus logros.

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Hace 38 años los intentos por establecer contacto con algún tipo de civilización extraterrestre se cristalizaron en un objeto muy particular: el mensaje Arecibo, escrito en código binario y bautizado así en honor al observatorio homónimo que se encuentra en Puerto Rico, que cuenta hasta ahora con el radiotelescopio más poderoso del mundo.

En 1974 el astrónomo Frank Drake era famoso ya por haber ideado la llamada ecuación Drake, un método matemático para calcular el número de civilizaciones alienígenas en el universo que toma en cuenta factores como la formación de estrellas en la galaxia, el número de planetas en torno a determinada estrella, cuántos de estos permiten el desarrollo de vida y el número de civilizaciones que han desarrollado la tecnología necesaria para emitir señales de su existencia, entre otras circunstancias.

Entonces, quizá para probar en la práctica dicho desarrollo, en colaboración con Carl Sagan grabó un mensaje en una frecuencia de 2380 megahertz y una potencia de 1000 kilowatts, dirgido hacia el cúmulo globular M13 (un cúmulo globular es una reunión de estrellas que gira en torno al corazón de una galaxia como si se tratara de un satélite).

210 bytes de información codificados en una red de 1679 dígitos binarios; este número, por cierto, no es casual, sino que también forma parte del mensaje, pues se trata de un semiprimo, uno que es el resultado de la multiplicación de dos números primos: 23 y 73. Según esto, la civilización que recibiera el mensaje sabría por esto que solo habría dos formar de descifrar el mensaje.

En cuanto al contenido, se trata de un compendio básico sobre la humanidad y sus logros: de derecha a izquierda, los números del 1 al 10; la estructura de algunos átomos como el hidrógeno y el carbón; algunas moléculas; la estructura del ADN; el dibujo de un ser humano con descripción adjunta; datos básicos sobre el Sistema Solar y lo mismo del telescopio que transmitió la información.

Lo curioso, sin embargo, es que el punto de destino se encuentra a 25,00 años luz de distancia, por lo cual la posible respuesta al mensaje llegará en el año 51974.

Solo como dato adicional, unos años después Carl Sagan echó al espacio su propia iniciativa de comunicación, el llamado “Disco Dorado” de la sonda espacial Voyager, en donde se reprodujo, entre otras cosas, una grabación del pianista canadiense Glenn Gould interpretando a Bach.

 

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