En los últimos años hemos visto una reveladora intersección entre la política y el sexo (especialmente el porno), motivada en buena medida por la facilidad manipulatoria que provee el sexo como moneda de cambio. Esta "cópula política" muestra, de paso, los endebles y primitivos fundamentos sobre los cuales se erige la democracia --de conveniencia-- en buena parte del orbe. Un voto se puede cambiar por una playera o una despensa, o por un fellatio (como el caso de la candidata belga Tania Derveaux que prometió blowjobs por votos); una buena causa puede recibir atención por estar enmarcada por un comercial subversivo o por emitirse por un grupo de mujeres desnudas (como es el caso del grupo de activistas ucranianas Femen).
Siguiendo los pasos de la pornstar Stormy Daniels, quien coquetió con el congreso de Estados Unidos, las estrellas porno italianas Amandha Fox y Luana Borgia, compiten por la alcaldía de Taranto. Y por si su mera participación en la elección no fuera suficientemente llamativa, han decidido hacer proselitismo y dar a conocer sus propuestas mientras se debaten bailando en el tubo en la plaza pública.
Según el diario The Sun, las pornstars han invitado a los otros candidatos a participar en el poledancing como muestra de su espíritu democrático y en espera de que todos puedan usar tal foro para dar a conocer sus propuestas de campaña. Amandha Fox dijo con provocadora retórica: "quiero que el electorado me vea como soy en realidad" y "si a alguien no le gusta, que no vote por mí".
Si bien resulta un poco obvio que se trata de un stunt publicitario, no hay que olvidar que en Italia varias showgirls, de la mano de Silvio Berlusconi, han conseguido ocupar puestos de elección popular.