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Reducir el cadáver del difunto a la energía química necesaria para alimentar una batería que, dicen algunos, podría emplearse para operar desde un avión a control remoto hasta un juguete sexual.

Hace unos días publicamos en Pijama Surf una lista con algunas formas alternativas para hacer del descanso eterno algo distinto al tradicional ataúd o incineración.

Este video que ahora presentamos podría sumarse a esas opciones, pues su objetivo es reducir el cadáver del difunto a la energía química suficiente y necesaria para nutrir una batería común y corriente.

El proyecto Afterlife es original de los diseñadores británicos James Auger y Jimmy Loizeau y si bien se adhiere a una postura más bien conceptual y quizá incluso artística (en la medida que confronta nuestras creencia y prejuicios), sin duda habrá quien la considere una opción viable tanto ecológica como poblacionalmente.

Por cierto, a algunas personas a las que se les preguntó qué harían con sus baterías Afterlife una vez que las tuvieran a su disposición, dieron respuestas variadas, desde algunas que las destinarían a operar un avión de control remoto hasta otras que las reservaban para sus juguetes sexuales.

 

Afterlife from Auger-Loizeau on Vimeo.

[Gajitz]