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Programadores, artistas y filósofos realizan un proyecto multidisciplinario de amplio alcance en que intentan "recrear la esencia de la vida en forma digital".

 

“Mi objetivo es recrear la esencia de la vida en forma digital”, dice Scott Draves, uno de los tres participantes en el proyecto Off Book: Generative Art - Computers, Data, and Humanity, que intenta sintetizar en una pieza artística multidisciplinaria el posible símbolo último de nuestra época, la cifra en la puedan leerse los rasgos, las inquietudes, los fracasos y los logros de este preciso momento de la humanidad.

Para conseguirlo suscriben una manera de hacer arte que se denomina “arte generativo” [generative art] y el cual consiste, en términos generales, en permitir que un programa de computadora maneje datos proporcionados por el artista y, con un algoritmo específico, diseñe una pieza artística única. Si bien esta técnica se remonta a los compositores John Cage y Brian Eno, lo interesante de Off Book es su cariz multidisciplinario de amplio alcance.

Los tres impulsores principales de este proyecto son Luke Dubois (compositor generativo), Scott Draves (artista generativo) y Will Wright (diseñador de juegos), quienes se encargaron de expresar cada uno a su manera y con sus recursos la realidad contemporánea.

Dubois, para quien “este es el siglo de la data”, compuso una pieza para cuarteto de cuerdas estructurada a partir de las víctimas de la guerra en Irak. Draves realizó un protector de pantalla que conecta a cientos de usuarios de computadora, creando una supercomputadora con la que la persona detrás de la pantalla puede interactuar y darse cuenta así “que puede existir un alma en los 1s y los 0s”. Por último, Wright diseñó Spore, un juego en el que el jugador controla planetas enteros, llenándolos con creaturas que él mismo inventa y, al mismo tiempo, conectado con otros usuarios, generando así una galaxia llenas de singulares planetas con un vínculo común.

En suma, un esfuerzo arriesgado por aprehender esa multitud simultánea de circunstancias que para no hacernos de problemas llamamos realidad.

 

[Huffington Post]