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Conducir bajo el efecto de la marihuana es menos riesgoso que hacerlo ebrio

Por: Luis Alberto Hara - 12/02/2011

Diversas investigaciones demuestran que manejar bajo el influjo de la marihuana es mucho menos peligroso que hacerlo luego de haber consumido alcohol.

En un estudio publicado hace unas semanas se sugiere que legalizar el consumo de marihuana podría reducir el número de muertes asociadas con los accidentes automovilísticos. Daniel Rees y Mark Anderson, de las universidades de Colorado Denver y la Estatal de Montana, respectivamente, concluyen, primero, que si el consumo de marihuana se despenaliza, esto lleva a una reducción en el consumo de alcohol y, en segundo lugar, que las personas que se encuentran bajo los efectos de la marihuana son más cautelosos al momento de manejar que los conductores ebrios.

Esta investigación se relaciona con otras anteriores como la de Richard Sewell, psiquiatra de Yale, quien en un artículo del 2009 encontró, a partir de datos reales, que los conductores intoxicados con alcohol tienen 10 veces más probabilidades de provocar un accidente fatal que los que habían fumado marihuana.

Según estos y otros estudios el THC tiene efectos menores al manejar. Y si bien todavía no se conocen con certeza las causas de esto, al parecer están involucradas tanto razones químicas como sociales. Al parecer el hecho de que el alcohol sea una sustancia mucho más aceptada socialmente tiende a diluir la severidad con que las personas consideran su efecto. En este caso la satanización de la marihuana podría tener un efecto positivo, pues mientras que algunos conductores pueden asegurar encontrarse en buenas condiciones para manejar a pesar de estar evidentemente ebrios, los fumadores de marihuana tienden a considerar un tanto más objetivamente su estado de alerta mental.

En cuanto a comportamientos precisos, un experimento en un simulador de manejo demostró que los conductores ebrios manejan mucho más rápido, con una distancia mínima entre los autos e imprudentemente a la hora de rebasar que alguien bajo los efectos de la ganga, que en todos esos aspectos muestra la conducta exactamente opuesta: mayor lentitud, un mayor espacio entre auto y auto y mayor precaución al pasar a otro. Todo esto, al menos, cuando se consume hasta un tercio de un porro de tamaño promedio. Más allá de esta cantidad (incluso con la mitad de un cigarro) los resultados pueden ser tan funestos como con cualquier otra sustancia de este u otro tipo.

Quizá lo único en lo que todas las investigaciones al respecto coinciden es que la combinación de ambas —alcohol y marihuana— es una de las peores para manejar, pues reúne los efectos más perjudiciales tanto de una como otra: los conductores que han bebido y fumado un buen porro zigzaguean, rebasan sin precaución, manejan a altas velocidades, toman riesgos innecesarios y no tienen conciencia de su incapacidad.

En cualquier caso, sin embargo, podríamos parafrasear esa consigna popular que dice “No todos los hombres que van a la guerra mueren, pero es mejor no ir a la guerra” y decir, por nuestra parte, que es mejor disfrutar de las ensoñaciones que proveen la marihuana o el alcohol sin tentar la posibilidad de lastimar a otras personas.

[Slate]