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Sobrino lejano de un cirujano galés asegura que su antecesor se encuentra detrás de uno de los primeros multihomicidas seriales de fama internacional: Jack el Destripador; su evidencia: el bisturí con que el médico acostumbraba practicar abortos.

Hay quienes encuentran censurable la curiosidad que con mucha frecuencia se pone en los asesinos seriales, ese supuesto morbo malsano de quien se acerca a su vida y sus detalles para indagar más sobre los motivos, el modus operandi, los instrumentos empleados en esa labor que en algo refleja el pathos de una sociedad.

Y si bien asesinos seriales ha habido varios en la historia reciente (algunos piensan que son exclusivos de la modernidad y los trastornos que provoca en los individuos), quizá ninguno tan legendario como Jack el Destripador, el homicida múltiple que aterrorizó los suburbios londinenses en la época victoriana, hacia finales del siglo XIX, sin que nunca llegara a descubrirse identidad.

Parece, sin embargo, que el arma con que cometió sus crímenes sí ha sido por fin descubierta e identificada. Se trata de un viejo bisturí de casi 15 centímetros hallado entre las pertenencias de un cirujano galés de nombre Sir John Williams, quien era el cirujano oficial de la reina Victoria y vivió en Londres en la época de los asesinatos, para después volver a su tierra natal justo después de que los crímenes cesaran.

El hallazgo fue anunciado por un pariente distante de Williams, un sobrino suyo que recién publicó Uncle Jack-A Victorian Mystery, un libro en el que además de someter a juicio la posible arma homicida, explora la posibilidad de que su ancestro haya estado detrás de las acciones de Jack el Destripador.

“Es ampliamente conocido que la persona que cometió los asesinatos debió haber tenido conocimiento médico significativo. Sir John Williams fue un cirujano reconocido y efectuaba abortos rutinariamente. Llevaba a cabo cirugías por todo Londres en la época de los homicidios”, declaró Tony Williams. Agregó, además, que la navaja se ajusta perfectamente a la descripción obtenida de una autopsia realizada a una de las víctimas.

“Creo que quera un tipo de personalidad Jekyll-Hyde que tal vez lo llevó a incurrir en el asesinato porque su esposa no pudo tener hijos. Se sabe también estuvo trabajando en una cura para este problema de su mujer”, dijo Williams.

Pero quizá lo más interesante en asuntos como este sea que, más allá de la veracidad de los hechos, la evidencia o las identidades reales, su impacto es tal en la imaginaria colectiva que incluso muchos años después siguen provocando fascinación (o repulsión) en muchísimas personas.

[Telegraph]